martes, 23 de febrero de 2010

novias folladas

hola! desconosco la razon por la que las mujeres tienen menos adversion al contacto fisico entre ellas, en el caso de los hombres el simple roce desencadena reacciones agresivas, sera que es demasiada testosterona en un solo lugar...
desconosco la razon por la cual las mujeres disfrutna mas tocandose entre ellas, pero la razon de este post es meditar sobre como en la red hay miles de anuncios donde parejas solicitan un tercero para hacer un trio, ya sea hombre o mujer (se solicitan por mucho, mas mujeres) pero en el caso de lso hombres, creo que la unica manera de disfrutar viendo como otro se folla a tu chica o ver como ella disfruta chupandosela es que estos hombres o son muy morbosos que vencen los celos o llevan el amor al extremo, disfrutando mas si su pareja disfruta mas y que mejor regalo que el darle permmiso de comerse un caramelito escogido por ella?? creo que en estos tiempos el morbo de todos supera cualquier sentimiento inculcado por la cultura o la naturaleza humana...

lunes, 15 de febrero de 2010

mi amigo y yo seducimos a mi esposa.

mi amigo y yo seducimos a mi esposa.

Mi esposa y yo hemos estado casados por 17 años con dos hijos, y nos amamos mucho, nuestras relaciones sexuales eran buenas, pero sentía que le faltaba algo de pimienta.

Sentí que a mis 43 años estaba envejeciendo, y necesitaba enriquecer nuestras vidas empecé a leer paginas de relatos que me dejaban la polla a punto de turrón. Muchas fantasías e ideas empezaron a taladrar mi mente, y cuando estábamos cogiendo le decía a Bety mi esposa, que imaginara que estaba cogiendo con otro hombre, me gritaba;

¡Estás loco!

Pero a los pocos minutos notaba que se excitaba más de lo normal, poco a poco fueron aumentando mis fantasías, le compré un consolador replica de una verga muy bien detallada, me costó mucho tiempo y trabajo pero logré persuadirla que lo usara, conseguí una película porno de dos tíos con una mujer y le pregunté que si no le gustaría ser la protagonista. Excitada me dijo; ¿con quien? No, ¿Estás loco?, pero cogimos como nunca.

Una noche estábamos en la cama me mamaba la verga, mientras yo le daba con el consolador al mismo tiempo, le comente; imagina que Eduardo te está cogiendo, inmediatamente tuvo un orgasmo tremendo nos calentamos demasiado, y terminé en su boca, eso no le gustaba a ella pero lo disfruto.

Luego de algunas sesiones con el consolador le comentaba al oído cuando estábamos en el clímax que si quería coger con mi amigo, ella se estremecía con un súper orgasmo pero no respondía nada, cuando estábamos cogiendo le acerque la polla de hule a su boca y la empezó a mamar con desesperación, al ver eso me corrí de inmediato en su coñito.

Bety tiene 39 años, se conserva muy guapa y súper buena, tiene un buen par de pechos un estomago plano con unas riquísimas piernas y nalgas respingonas, es alta, pesa 57 Kilos. Educada muy, pero muy a la antigua. Cuando éramos jóvenes atraía a varios moscardones pero yo fui su único novio.

Eduardo es amigo de nosotros desde la secundaria vivíamos los tres en el mismo vecindario somos muy afines, pero desde que se caso se separó de sus amigos, pues su esposa es muy elitista, él es bien parecido, mide 1.85 mts. Es fuerte pues siempre ha hecho ejercicio, de pelo castaño, tez blanca, ojos verdes.

Un día me llamo Edy para invitarme a comer, le llame a Bety para avisarle que comería con Eduardo, ¿"que si ya le daba el sí"?, se encendió por mi pregunta, me contestó; no estés jodiendo con eso, nunca lo voy a hacer y muy encabronada me gritó ¡estás enfermo! Y me colgó la bocina.

Llegué a la cantina donde nos citamos, pedimos unos tequilas con cervezas, empezamos a platicar de todas nuestras andanzas, nos tomamos tres rondas más de tragos, ordenamos de comer y seguimos tomando, para ese momento estábamos un poco borrachos, me dijo que si nos íbamos a su casa pues estaba solo. Había mucho ruido en la cantina, y no podíamos platicar a gusto. Acepté argumentando que Bety estaba molesta conmigo y que no tenía ganas de llegar temprano a casa.

Ya en su casa sacó una botella de ron, nos hicimos unas cubas y seguimos platicando, el tema se convirtió en sexo, me confió; que con su esposa estaba muy alejado que casi no tenían relaciones sexuales, que estaba más caliente que una plancha, el mundo de mi esposa es la alta sociedad, que él ya estaba cansado de tanta presunción, me pregunto por Bety, ¿que por que estaba molesta?, le dije que por locuras mías, que luego se lo platicaría seguimos tomando.

Ya más entonados y desinhibidos después de haber platicado picardías y calenturas me preguntó de nuevo; ¿por que está tu esposa molesta?

Nada que me gustaría que fuera más liberal, sinceramente dime como la ves como mujer.

Me contestó; Muy guapa.

No contéstame a lo macho ¿como la ves? Como hembra. La verdad siempre ha estado buenísima, tiene unas piernas y unas nalgas de infarto, unos pechos que se ven muy ricos de buen tamaño, una hermosa cara, con el debido respeto siempre me ha gustado mucho, lastima que te adelantaste, por que en esa época yo también la pretendía, cuando oí todos esos comentarios, sentí un respingo en la polla y tome mi trago.

Y que aprovecho el momento de las calenturas y le pregunto pícaramente; ¿te gustaría coger con ella?

Brincó como resorte, por supuesto que siií, me muero de ganas de coger con Bety…….. Rectifico; pero no te vallas a molestar, solo es un supuesto;…………. perdón solo estoy diciendo puras pendejadas, yo le sonreí y él servía apenado otra ronda de cubas, mientras me daba mil disculpas.

Le confié; Eduardo voy a platicarte algo muy serio que me está pasando; siento que nos estamos haciendo viejos, pero antes que eso ocurra quisiera hacer realidad una fantasía que me ha dado muchas vueltas en la cabeza. Fíjate que nuestra vida sexual se había decaído. Bety y yo jugando en la cama hemos tenido algunas fantasías contigo, como si estuviéramos cogiendo los tres y nuestras relaciones han mejorado mucho.

Edy estaba absorto en la plática tenía su boca abierta y un bulto en su pantalón y la verdad yo también la tenía bien dura.

Le seguí platicando mis razones; no se por que tengo la fantasía de verla coger con otro, me enloquece la idea, siempre la he querido mucho, te juro que no soy maricón. Y tanto le he insistido con este tema, que en el fondo ella también lo desea pero sus prejuicios religiosos y morales la frenan.

Me preguntó; y ¿que piensas hacer?

..... Pues por eso recurro a ti, ¿no se si tú me quieres ayudar? He pensado en ti para que nos la follemos entre los dos. Ya lo tengo bien pensado y espero no arrepentirme, tomé mi trago a fondo, mi amigo brinco de gusto rellenó los vasos y me confesó; no sabes lo feliz que me haces, ¡he soñado con eso durante muchos años!

Me preguntó: Pero tienes idea de ¿como lo vamos a hacer?

Le voy a decir a Bety que para corresponder a tu invitación a comer, yo los invite a cenar a la casa el sábado, a última hora llegas solo por que tu mujer tuvo que viajar, y si me permites; le voy a contar a mi esposa que Silvia y tú tienen muchos problemas, para que ella este más preocupada por ti, y tu esposa no sea impedimento moral, y sea más fácil que te le acerques.

Eduardo no daba crédito a mis palabras. Que buen plan……... ¿De veras quieres que me coja a tu esposa?

Espero no arrepentirme, pero sí me gustaría que lo hicieses.

El estaba loco de gusto, chocamos los vasos y termine mi cuba.

Bueno cuéntame me preguntaba él; ¿que le gusta a Bety?, ¿le puedo llevar flores?

Sí le gustan mucho. Pero con la champaña pierde la cabeza es un afrodisíaco para ella, el problema es que yo no la puedo comprar por que se daría cuenta de mis intenciones. No te preocupes yo la llevo.

¿Cuales son sus puntos que debo de atacar?

Sus partes sensibles son besar o tocar sus oídos y sus nalgas le gusta mucho que se las acaricie suavemente.

Bueno ya es tarde, me voy por que Bety debe de seguir molesta. Nos dimos un gran abrazo chocando nuestras vergas pues las teníamos bien paradas, y me fui a casa.

Mi esposa me estaba esperando, me preguntó; vienes tomado ¿verdad?

… Pues sí, estuvimos platicando y tomando Eduardo y yo.

Me llamó; ven a cenar algo para que se te baje la borrachera que traes. Nos fuimos a la cocina.

Por cierto le dije; los invite a cenar el próximo sábado, pues estuve en casa de Eduardo y Silvia, pero ella no estaba, tuvo que salir a un viaje de negocios pero regresa mañana, Bety comentó; esa Silvia siempre con sus "negocios"…. Pues sí.

Eduardo me contó ya borracho varias cosas de su matrimonio; que casi no se llevan como esposos que están juntos solo para cubrir apariencias, que se siente muy solo, llevan meses sin tener relaciones, que esos viajes tan repentinos de ella son por que le anda poniendo el cuerno, que él se ha dado cuenta de varias cosas, le ha pedido el divorcio pero Silvia le ha dicho que no se lo va a dar, pues por su posición social no le conviene, se siente muy solo y deprimido.

Le recalqué a mi esposa; pobre Eduardo está muy jodido moralmente. Hay que cuidarlo por que se puede suicidar.

Por otro lado estuvimos recordando viejos tiempos, por cierto estaba muy tomado y me comentó; que cuando éramos jovencitos tu le gustabas mucho, que inclusive te pretendió y que solo por que éramos muy amigos ya no te conquistó, que se debió casar contigo, que eres una mujer muy guapa y de muy buen carácter. Que casarse con Silvia fue el peor error de su vida, que se siente muy triste y frustrado.

Mi mujer se quedó con la boca abierta y me cuestiono; ¿eso te dijo?.....

Sí le conteste, bueno vamos a dormir.

Ella se quedó muy pensativa. Al día siguiente me volvió a preguntar si lo que le había dicho era verdad, le recalqué claro que sí, si no me crees háblale a Eduardo.

No……. como crees que le voy a preguntar.

Le pedí a mi esposa que si podía mandar a nuestros hijos a casa de sus papás. Para poder atenderlos mejor, por que ya sabes como son tus hijos, OK dijo ella.

El viernes me llamó Edy para confirmar la cita, me comentó que no lo podía creer estoy puesto y ansioso, lo cite a las 9.00 PM.

Me preguntó si no me había arrepentido, le dije que mejor no me preguntara pues me estaban entrando muchas dudas, pero sigo con la idea, solo que tienes que ser muy sutil y seductor con mí esposa, pues ella no sabe absolutamente nada de nuestros planes, no vallas a meter la pata.

¿Como crees?... Si lo que quiero meter es otra cosa, me respondió riendo el muy cabrón.

Como todas las señoras del planeta; ¿Que me pongo? Ponte un vestido rojo que tienes muy bonito, se lo saque del closet, no me contesto; es muy escotado, me queda muy pegado y me veo muy nalgona, además es demasiado corto, y ya ves como es Silvia de criticona.

Le conteste; pero se te ve súper bien, y no vamos a salir de casa. Silvia se va a quedar con el ojo cuadrado cuando te vea. Porque con todo y sus cirugías no tiene tu cuerpo…. Yo que tú me lo ponía nada más para verle la cara que pone.

Me respondió; mmmh……… Tal ves, ¡Tienes razón!

Además Edy cuando te vea va se le van a salir los ojos, y otras cosas más, me gritó ¡grosero! Y Silvia lo va a pellizcar toda la noche por que no te va a quitar la vista de encima, hasta le deberías de coquetear un poco. Me movía la cabeza de un lado al otro con una gran sonrisa. Le escogí una diminuta tanga negra y un sostén negro pequeñito de media copa para que se le vieran espectaculares sus pechos, y me recriminó ¿que también son para poner celosa a Silvia?

No mi amor, pero uno nunca sabe a quien te los pueda ver. ¿Te gustaría que me los viera alguien? Pues la verdad sí, por que estas preciosa y te ves divina. ¡Que loco estás!, déjame maquillarme que ya me pusiste nerviosa, se calzó unos zapatos rojos de tacón alto, unas gotas de fino perfume y listo se veía súper guapa, estas buenísima mi amor. Yo estaba nervioso y con la polla bien dura.

A las nueve en punto sonó el timbre, y corrimos a la sala a "recibirlos", abrí la puerta, era mi amigo Eduardo, con un ramo de flores para mi mujer, y una cesta con dos botellas de champaña, le besó la mejilla a Bety, inmediatamente disculpó a su esposa que no pudo venir, por que el padre de Silvia enfermó y ella se fue a verlo. Me dio pena que canceláramos la cena a las siete de la noche que nos avisaron.

Le dije; no hay ningún problema pasa y siéntate.

Bety ponía las rosas en un florero se inclino para acomodarlo en la mesa de la sala y se le subió el vestidito, los ojos de Edy se comían el culo de mi mujer, Bety se giró hacia mi amigo y lo pilló, solo le dijo; muchas gracias están bellísimas, mi amigo le contestó; tú estás mucho más bella, los colores subían en la cara de mi esposa.

Les pregunté que les sirvo, dame un Ron y tu Bety, a mí también una cuba, me fui a la cantina a preparar los tragos le cargué la mano de Ron a la bebida de mi mujer, y les llevé sus tragos, regresé por las botanas, hacía un poco de tiempo para que platicaran a solas.

Regresé y brindamos, puse música suave platicamos de todo, los ojos de Eduardo destellaban recorrían discretamente todo el cuerpo de mi esposa, Bety era toda sonrisa se veía muy guapa, serví otra ronda y puse a enfriar las botellas de champagne, ellos seguían platicando, brindamos de nuevo, Edy le mencionaba que cada día estaba más bella, yo asentía lo dicho por mi amigo, le comenté a mi esposa, estas mejor ahora que cuando nos casamos, Edy le pidió; a ver date una vueltita, ella no quería pero entre los dos la animamos, Edy la tomó de la mano, mi esposa muy coqueta dio la vuelta, mi amigo la barría con la mirada, sí estás mucho mejor ahora.

Mi amigo le comentó; que rico perfume usas me dejas acercarme a olerlo, ella asintió con la cabeza él se cerco por atrás a sus oídos y rozo su nariz en ellos, mientras sus ojos se posaban en sus tetas, se le notaban abultados los pantalones y había un pequeño contacto con sus nalgas, a mi mujer sus pezones la empezaban a delatar marcándose en su vestido. Que rico hueles, mmmmhhh me gusta mucho el aroma de tu perfume no me canso de olerlo y acercaba su nariz a las orejas haciendo varias veces contacto con ellas.

A tu salud. Mi amigo a todo le buscaba pretexto para brindar con mi mujer, y hacerla tomar de más.

Bety fue por otro platón de botanas, la mirada de mi amigo la seguía sin parpadear, se sentó junto a mí y me preguntaba si todo va bien, moví mi cabeza en forma afirmativa. Y regresó mi esposa caminando muy sexy moviendo muy rico sus nalgas, se agacho de más para poner la botana en la mesa de centro, y vi los ojos de Edy como escudriñaron las nalgas de mi mujer. (Parecía que mi mujer le estaba dando entrada a mi amigo) En ese momento sentí un respingo en la polla.

Edy brindaba de nuevo con nosotros y las copas le estaban pegando a Bety.

Mi esposa dijo acalorada; por que no cenamos de una vez, por que la bebida me esta mareando un poco, y sí seguimos tomando así no les voy a dar de cenar, pasemos a la mesa.

Bety preparo una crema de queso con nuez y una pierna de cerdo al horno, con un buen vino tinto, Eduardo exclamó; al probar la carne, ¡que rica está tu pierna!, yo comenté, sí riquísimas sobre todo tus muslos, mi esposa me volteó a ver riendo y me grito ¡lépero!, la plática continuo muy amena con algunas picardías en doble sentido, tomamos el postre, luego serví unas copas de coñac.

En la sobremesa platicábamos de que si la artista fulana tenía tetas de silicón, o que si no, que fulana de tal se puso nalgas, o sea la plática tomaba matices sexuales mi amigo más desinhibido le preguntó a mi señora ¿que si no se había retocado algo?, ella orgullosamente le respondía no; para nada soy totalmente naturalita, ni siquiera mi nariz que es medio chuequita. Edy brindaba varias veces con nosotros haciendo que mi mujer bebiera a su ritmo.

Eduardo nos dijo; que gusto me da ver a un matrimonio tan simpático que se lleva tan bien, en cambio Silvia y yo estamos juntos solo para cubrir las apariencias con nuestros hijos y su familia. Nuestro matrimonio es un infierno va muy mal. Bety le pregunto; ¿y tienen relaciones de esposos?, él le contestó que prácticamente no, que tenían más de dos meses de no hacerlo, y siguió contando más cosas tristes de su vida matrimonial.

Les exclamé; ¡fuera tristezas! vamos a cambiar de tema, les rellene las copas y les propuse un brindis cruzado por nuestra amistad, nos pusimos de pie y tomamos la copa a fondo, puse música para bailar, Edy le preguntó a mi mujer; ¿bailas? Ella le extendió el brazo y se fueron a la sala a bailar, mientras yo levantaba los platos y copas vacías los llevaba a la cocina, los dejé como quince minutos a solas.

Descorche la botella de champagne, serví tres copas largas, cuando regresé a llevarles las copas, alcancé a ver de reojo a mi esposa como separaba a Edy, él discretamente subía su mano a la espalda de mi mujer seguían bailando lentamente, me dio un pequeño ataque de celos y un misterioso cosquilleo en la verga, me senté en la sala a verlos bailar, termino la música y Edy se sentó junto a mí, mientras mi esposa fue a poner otro CD.

Puso música alegre empezó a bailar ella sola mientras tomábamos la champaña, las burbujas le estaban afectando, pues con la insistencia de mi amigo tomó su copa a fondo y seguía bailando cada vez mas sensual, se veía espectacular con su mini vestido, era la autentica chica de rojo, movía sus nalgas bien rico al ritmo de una salsa, me calentó de nuevo la idea y hasta ahora todo el plan marchaba bien.

Me estiró su brazo para que yo bailara, me levanté a bailar y me pegué, ella me correspondía pues sentía como rozaba su pelvis en mi verga, (pensé; este Edy ya le puso un buen calentón.)

Mi amigo fue al baño, yo le empecé a pasar mis manos por sus nalgas, le pregunté al oído; ¿a poco no te lo coges? Solo cerro los ojos y me besaba el cuello, yo le agarraba las nalgas sin ninguna inhibición, ella se dejaba hacer, en eso mi amigo regresaba del baño y se sentaba a vernos bailar, lentamente le fui subiendo el vestido, para que Edy tuviera una vista completa de sus exquisitas nalgas, el show que dio fue espectacular.

Termino la pieza, mi amigo había rellenado las copas de nuevo, brindó por la mujer más hermosa, yo la hice girar, mientras él le hacía un silbidito, levantamos las copas las tomamos a fondo, estábamos bastante "alegres" con la Champaña bailando los tres una Samba, me disculpé y me fui al baño a orinar, cuando salí del baño y regresaba a la sala me detuve un momento a verlos.

Edy bailaba muy pegado, corría suavemente sus manos por las nalgas de mi esposa, yo estaba muy caliente viendo como la besaba y mordisqueaba tímidamente los oídos aspirando con su nariz el perfume, estuve un rato más sin hacer ruido solo observando como la abrazaba y le besaba en los labios, ella se resistía y lo apartaba, él insistía nuevamente y logró besar sus labios por un momento.

La verga me reventaba la tenía durísima, me dije llegó el momento, el corazón se me salía del pecho. Me acerque lentamente a "bailar" por atrás de mi mujer rozándole entre sus nalgas mi verga al mismo tiempo que la oprimía contra mi amigo, ella giró con sorpresa, y la recibí con un beso rozando mi lengua con la suya, Bety paso sus brazos sobre mi cuello, me besaba con fuego estaba calientísima, ahora Edy es el que le pegaba su paquete en las nalgas acariciando sus pechos por los costados, la teníamos atrapada en un rico sándwich.

Seguíamos "bailando" así varios minutos, ella tenía sus mejillas rojas, y sus pezones marcadísimos en el vestido, con movimientos muy sensuales restregaba su panocha en mi durísima polla, mientras mi amigo le embarraba la verga en las nalgas le besaba el cuello y sus oídos.



Entonces mi mujer bien prendida se giró lentamente hacia mi amigo, lo beso apasionadamente aproveché para soltar su sujetador y bajar su vestido a la cintura, quedando sus hermosas tetas al aire con sus pezones súper parados. Mi esposa no ponía ninguna resistencia estaba aturdida solo se dejaba llevar.

Edy tomó un pezón en su boca lo besaba y chupaba con ternura, mi esposa le acariciaba la nuca con sus manos, él acariciaba con su mano el otro pezón, luego juntaba los pezones los besaba y mamaba al mismo tiempo. Una mano de mi amigo fue desapareciendo debajo de su vestido acariciando su panochita y mientras mi mano estrujaba sus nalgas, por ahí de vez en cuando nuestros dedos chocaban.

Así estuvimos un rato, hasta que los gemidos y la respiración entrecortada de mi mujer eran muy fuertes, Entonces me hinqué por la parte de atrás y le baje su tanguita, le besé las nalgas mientras mi amigo jalaba su vestido por arriba de su cabeza, quedando totalmente desnuda la hacíamos girar, ella estaba en órbita de lo caliente que estaba.

Edy emocionado gritaba; ¡estas buenísima Mamacita! llevamos a mi esposa al sillón, quedó sentada en la orilla, Edy le separó sus piernas y empezó a mamarle su coñito, las mejillas de mi esposa estaban encendidas jadiaba y me volteaba a ver con una cara de interrogación y lujuria.

Los bigotes de mi amigo se perdían en el coño de mi mujercita, que se retorcía de placer en la boca de Edy, estaba tan caliente que ella sola se pellizcaba los pezones. No lo podía creer parecía una película porno, no pude más, me desabroche el pantalón brinco mi verga estaba bañada y durísima, se la acerqué a su cara, mi mujer la mamaba con mucha fuerza, unos minutos después mi esposa me suplicaba jadiando y gimiendo cógeme ya no puedo más.

Le pregunto; ¿no quieres que te folle Eduardo?

Siiiï él también ¡pero Cójanme ya!

Edy se desnuda rápidamente y ¡tenia una vergota! gruesa y larga con una cabezota soltando líquidos espesos, puso de pie a mi mujer y la hizo girar nuevamente, escudriñando cada centímetro de su cuerpo con sus ojos llenos de deseo le murmuró; estas buenísima mi amor, siempre tuve muchas ganas de coger contigo, la besaba con fuego, mi mujer con los ojos de plato, no daba crédito al tamaño de la polla, que tímidamente agarraba, y pajeaba suavemente, mi amigo se sentó y le decía ven súbete, pero mi mujer se fue directo a mamar su verga, murmurando, ¡la tienes enorme!.

Bety se hincó a mamar como nunca ese glande que apenas entraba en su boca, y se veían las hebras de líquido que salían de sus labios, mamaba en una forma impresionante, mi amigo recostado en el sillón con los ojos cerrados luchando para no venirse.



Los celos me estaban matando pero la calentura podía más, yo aproveché para desnudarme veía como mi mujer movía sus nalgas de un lado al otro, me acerque por atrás para acariciarle su panocha que estaba empapada de la cantidad de líquidos que salían, separó sus piernas y me la empecé a coger de perrito mientras mi esposa seguía mamando la verga de Edy se sentían punzadas en su coñito y culo teniendo un orgasmo muy largo.

Estábamos los tres súper calientes, estaba a punto de venirme pero no quería acabar tan rápido con esos momentos maravillosos, contra mi voluntad me separé de mi mujer, entonces ella se puso de pie, se subió al sillón, se empezó a hincar en la verga de mi amigo, él se tragaba los pezones de mi mujer, mientras ella se centraba la cabezota con suaves movimientos de su coño, con una cara de lujuria y con unos fuertes gritos ¡haaaggh que ricoo! la cabezota de la verga iba desapareciendo lentamente, disfrutando los tres de cada centímetro ensartado un momento después mi amigo se la dejo ir a fondo.

Ella gemía, gritaba ¡huff, haaghh! ¡Que vergota tienes! y se besaban con desesperación trenzando sus lenguas jadiando con todo, mi mujer le soltaba un orgasmo fuertísimo que las nalgas le temblaban y se quedó desvanecida sobre él, quedando la verga inmóvil encajada hasta el fondo, un rato después se reanimó y lo cabalgaba con todo, subía y bajaba, yo veía la acción a escasos 40 centímetros, veía como el coño abrazaba fuertemente la verga de mi amigo que entraba y salía bañada de líquidos.

Me sentí celoso y encabronado de oírla gritar y jadiar en esa forma. Esa no era mi esposa…… era una puta que yo desconocía, era alucinante verla ¡ensartada con otra verga! y que forma de coger tan rica con tantas ganas, se besaban rozando las lenguas, Eduardo le estrujaba las nalgas con fuerza y le gritaba; ¡que nalgas tan ricas tienes, tú panocha esta apretadísima! jadiaban y gemían los dos.

Mi amigo la bombeaba con todas sus fuerzas, para luego parar y dejársela unos momentos encajada hasta el fondo, los jadeos y orgasmos de mi esposa eran continuos, un rato después, mi amigo gritó jadiando !me estoooy a viniedoo¡ mi mujer se dejó caer en su verga metiéndosela toda, sus nalgas hacían círculos rápidos, besándose con mucha pasión los dos se convulsionaban, veía claramente las contracciones en la base de su polla de Edy como estaba llenando de leche las entrañas de mi mujercita, luego de un rato sus jugos salían y bañaban sus huevos, un momento después mi esposa se desmonta chorreando leche por sus muslos.

La tomé entre mis brazos la besé con fuego la recosté en la alfombra, y me la cogí con todas mis ganas, sentía su coño muy flojo y muy lubricado después de la cogida que le metió mi amigo, ella jadiaba, me besaba sus orgasmos eran muy fuertes tenía muchas contracciones en su panocha, pero lo que más me calentaba a mí, era lo mojado de su coño la leche de mi amigo salía por todos lados.

Edy nos veía coger pajeándose su pitón, yo aceleré mis movimientos, le mamaba sus pezones y pronto le llenaba de leche el fondo de su coñito, fue uno de los orgasmos más fuertes que he tenido, no podía parar de aventar leche, terminamos con un beso muy tierno que me dio mi esposa, tomó su vestido y corrió al baño.

Eduardo me preguntó; ¿todo bien? Le dije sí claro, nos pusimos los calzones, me paso una copa de champaña, brindamos y me dijo; tremenda mujer que tienes esta bellísima, coge riquísimo que afortunado eres, ojala que les halla podido ayudar en cumplir su fantasía. Con creses le contesté; pero si he sabido que estabas tan bien equipado no te la presto, me la dejaste bien floja cabrón, y soltamos una carcajada, Edy me insistía; estoy muy caliente y Bety está súper buena, ¿me puedo echar otro palito con tu esposa?

Por mi no hay problema, pero mejor pregúntale a ella haber si te aguanta otro, en eso iba saliendo Bety del baño con cara de arrepentida, con su vestido puesto.

Edy le acerco una copa, ella le dio un sorbo y nos dijo; tengo una pena tremenda, ¿que van a pensar de mí? Se volteó hacia mí y me dijo; me siento muy avergonzada, perdóname por lo que pasó, estaba muy borracha.

Le conteste; no te preocupes de nada, fue solo nuestra fantasía echa realidad, Edy lo sabe y solo nos ayudó a realizarla, no ha pasado nada relájate y disfruta.

A mi amigo le has cumplido su sueño, pues siempre te deseó. Mi fantasía de verte coger con otro se me realizó. Mejor brinda con nosotros por nuestra amistad, le cambió la cara, tomo su copa y brindó con nosotros.

Bety preguntó; y tú Edy ¿que piensas?

Mi amigo le contestó; para mi se me cumplió un deseo secreto guardado muy profundo, estas buenísima toda la vida me gustaste, no sabes la cantidad de pajas que me he hecho pensando en ti, y me siento muy feliz de estar con ustedes, follas riquísimo y no me voy a ir sin echarnos otro polvo. De nuevo sonreímos los tres y le dimos un beso al mismo tiempo en sus mejillas, servimos más tragos.

Mi mujer nos preguntaba en confianza; si nos habíamos puesto de acuerdo para seducirla.

Eduardo le confesó que sí, que él toda la vida la había deseado, y que cuando tú esposo me platicó su fantasía, sentí que se me abrieron las puertas del cielo y di gracias al señor por ser él el elegido.

Par de cabrones no saben como me hicieron sufrir; tú pinche Eduardo de galán manos largas, y yo sufriendo con un conflicto interno luchando por respetar a mi maridito. Hasta que lo lograron hijos de puta.

Yo nunca pensé ser infiel a mi esposo, pero él muy cabrón así lo quiso y la verdad la pase muy bien. A su salud par de cabrones…… tomó su copa de champaña a fondo. (Estaba bastante borrachita)

Nos sentamos los tres en el mismo sillón, empezamos a acariciarla, nos alternábamos para besarle su boca, Edy metió una mano por debajo de su vestido, acariciando sus muslos comentando lo rica que está, al rato ya estaba dediando su coñito mientras yo le bajé la parte de arriba de su vestido y acariciaba sus tetas.

Edy tomo un pezón en su boca y yo el otro los mamábamos suavemente unos minutos después tenía sus piernas abiertas con un dedo de Edy y otro mío adentro de su coñito moviendo lentamente sus nalgas mi esposa nos decía; que calentadota me están dando cabrones, mientras nos acariciaba la verga al mismo tiempo. La desvestimos y nos quitamos los calzones, le chupábamos y besábamos todo su cuerpo.

Ella sentada, Eduardo y yo de pie tenia una verga en cada mano, las pajeaba lentamente concentrando su atención en el nuevo juguete de mi amigo, que le corría el pellejo de arriba a abajo le iba creciendo en una forma monumental, mi esposa disfrutaba intensamente la paja que le hacía a mi amigo y sin quitarle un segundo la vista y nos comentaba absorta; no se como me cabe semejante polla, cuando me la metías sentía que me partías. Nos alternaba unas mamadas riquísimas y nos restregaba una verga con otra pasando su lengua entre las pollas y las volvía a mamar con lujuria.

Encontré la tanga empapada de Bety con una gran mancha blanca, la pegaba a mis narices con un olor delicioso, se la ponía a Edy en su nariz, la aspiraba a fondo. Que rico huele; pero la prefiero directamente es que sabe riquísimo y se hincó de nuevo en la alfombra a mamar la panocha de mi esposa hundiendo sus labios le mordisqueándole el clítoris, ella jadeaba y se retorcía de placer mientras se tragaba mi verga al fondo de su garganta, las mamadas eran tan fuertes que sentí que si seguía así no iba a durar mucho, mejor me separé y me fui a mamar sus tetas pellizcándole los pezones, nos besábamos rozando las lenguas.

Mi amigo le gritaba; ¡mira somos la pareja ideal tu clítoris es enorme! y hace juego con mi verga, por la excitación el clítoris le sobresalía bastante de su panocha él aprovechaba y frotaba la punta de su verga con el clítoris bien parado de mi mujer.

La escena fue demasiado fuerte para mi mujer y le vino un orgasmo muy intenso, le punzaba su coñito y le temblaban las nalgas. Mientras Edy recorría la punta de su polla por toda la raja, haciéndole presión en la entrada de su coño pero no entraba nada.

Edy le dice ven vamos a coger de perrito, ella le contesta jadeando que primero me la cogiera yo para que le fuera abriendo su coño pues lo tenía inflamado, mi amigo se acuesta en la alfombra, Bety se pone en cuatro, y me dice cojéeme mi amor que estoy muy caliente, mientras chupaba y mamaba la verga de Edy,

su panocha estaba súper lubricada y ardiendo, se la dejé ir a fondo, un momento después mi esposa tenía uno de los orgasmos más intensos de su vida, gimiendo con la boca bien llena de verga, los tres estábamos en la gloria.

Eduardo grita ¡vamos a cambiar!, yo me separé y tomé su lugar, le abrió más las nalgas a mi mujer y le empezó a ensartar su cabezota, mi esposa jadiaba y sollozaba con una cara de puta lujuriosa me volteaba a ver a los ojos y me decía; Edy me la esta metiendo muy rico, mi amigo la bombeaba lentamente dejándole por momentos su verga bien clavada hasta el fondo estrujándole las nalgas.

Mi esposa gemía y jadiaba con unos gritos tremendos, ¡aay Edyyy que rico me estas cogiendo! Despacio déjamela adentro, no te muevas, así hasta adentro, ¡hhaaaaag que ricooo! tenía una cadena de orgasmos como nunca, mi mujer me quería mamar la verga pero no atinaba a su boca por las convulsiones tan tremendas que tenía, por momentos tenía hasta los ojos en blanco, por la magnitud de la cogida que le estaba dando mi amigo. Edy se aferraba con todo de sus nalgas.

Después de un rato se separa y la recuesta en la alfombra, diciéndole el muy cabrón es que te la quiero "meter bien" a fondo, mi mujer abre sus piernas al máximo y veo claramente que su verga la tenia bañada de jugos de mi mujer, la centra de nuevo en su coñito y se la va empujando hasta los huevos, la escena era tremenda yo no le perdía detalle, mi esposa se venía orgasmo tras orgasmo con contracciones y punzadas incontrolables sus bocas fundidas en un interminable beso, sin dejar de jadear los dos, las acometidas de Eduardo eran cada vez más rápidas y violentas que le sacudían las tetas a mi mujer.

Un rato después mi amigo grito ¡me voy a correr! Mi esposa totalmente despatarrada lo abrazaba con brazos y piernas, mi amigo jadiaba y resoplaba se la dejó caer a fondo, empezaron a convulsionarse los dos, los huevos chocaban con el culo de Bety, un momento después mi amigo le rellenaba de leche su coñito.

Cuando mi amigo se levantó, me la cogí hasta el fondo de un solo empujón por que mi amigo le había dejado bien abierto el coño y lleno de leche, que salía directa a su culo, yo tenía una extraña súper calentura pues mi verga estaba durísima e insensible, mi esposa jadeando de nuevo, era una maquina de coger nunca lo había sospechado tenía una hermosa cara de calentura se mordía sus labios.

Su coño se iba ajustando a mi verga y gritaba; siiií cojéeme así ¡hhaaag! le venía otro orgasmo, la seguí bombeando con todo, la leche de mi amigo quemaba mi verga sentí que estaba a punto de venirme, me separe violentamente de su coño y le grite; ¡mámalo!, se lo puse en su boca bien embarrado de leche de Edy, se lo trago todo me chupaba con todas sus fuerzas, rebasaba mi glande su garganta tenía unas punzadas muy fuertes en la polla, sentía como me cogía con sus anginas un momento después se atragantaba con la leche que le estaba llenando su boca y le escurría por su barbilla, yo veía estrellitas y Eduardo nos veía sorprendido con ojos de plato, pajeando su polla.

Al momento de levantarse mi mujer, mi amigo la ayuda, quedando los dos de pie, él la abraza y sin importarle mi leche le da un profundo beso en su boca trenzando sus lenguas, estrujando con sus dos manos las nalgas de mi mujer, la leche de Edy escurría por la parte interna de los muslos de mi esposa hasta sus rodillas, él intentaba cogérsela de pié, ella lo separa, gritando ¡tengo que ir baño!

Mi amigo me daba las gracias, estaba emocionado, me has hecho el tipo más feliz del mundo me abrazaba, brindábamos según él por la mujer más rica que se había cogido.

Bety salio del baño, y nos comentó; que bárbaros que cogida tan fuerte me dieron, no puedo ni caminar, Eduardo quiere más le asentí.

No Edy; perdóname pero estoy muy cansada y adolorida no puedo más. Me han sacado más de diez orgasmos. Mejor vamos a sentamos a platicar les serví otra ronda, y platicamos encuerados como 20 minutos.

Eduardo le insistía en echarle otro palito, le mostraba su verga medio parada y le suplicaba; anda mi amor vamos a coger, pero mi mujer se negaba argumentando que estaba muy adolorida, no estoy acostumbrada a coger en está forma, nosotros solo lo hacemos una o dos veces a la semana hoy llevo cuatro. Si tuvieras una polla normal a lo mejor y sí.

No te enojes Edy, tienes una vergota muy rica pero me dejó muy adolorida. Sigo caliente si quieres te doy una mamadita, Edy le dijo; bueno pues si no hay más.

Entonces mi mujer se la empezó a pajear lentamente mientras le daba pases con la punta de su lengua por todo su glande, en un instante mi amigo la tenía bien dura, yo estaba sentado junto a mi mujer y mi amigo de pié, veía a escasos centímetros como el vergón penetraba más y más su garganta, el se movía rápidamente cogiendo con todo la boca y garganta de mi esposa, en eso ella la sacó de su boca, ¡déjame respirar!

la pajeaba rápidamente se volteo hacia mi y me dio un ardiente beso, luego le empezó a alternar dos mamadas y un beso en mi boca.

Yo estaba que explotaba por el morbo la tenía súper dura. Entonces mi esposa se levanta del sillón abre sus piernas, y se sienta arriba de mí ensartando mi verga completa moviendo su empapado coño de adelante para atrás yo le pellizcaba los pezones, mi mujer se convulsionaba con un orgasmo mamando con desesperación la tranca de Edy, luego la sacaba la pajeaba a toda velocidad y me besaba la boca yo sentía el sabor de los líquidos de la polla de mi amigo y extrañamente más me calentaba. Edy con su mano nos acariciaba al mismo tiempo el coño de mi esposa y mi verga. Sus caricias me estaban volviendo loco hacían que mi polla creciera más.

Estábamos en el cielo los tres, en eso a Eduardo le empiezan a temblar las piernas, gritaba ¡¡me voy a venir!! Mi mujer que eso no le gustaba, empezó a meterse lo más que podía de la polla de él y a mamar con todas sus ganas, Edy le estaba descargando varios chorros de leche en la garganta, mi esposa bufaba jadiaba y tenía un orgasmo tremendo, sus nalgas se movían como baile de lambada.

Luego sin espéralo se voltea hacia mi y me besa trenzando su lengua con la mía pasándome una buena cantidad de leche de mi amigo, al sentir su lengua y la leche en mi boca me empecé a correr como adolescente bañando su panocha de semen caliente. Uffff que sensaciones, ella quedo sentada recostada sobre mí totalmente despatarrada,

Se quedó dormida, le pedí a Edy que me ayudara a llevarla a la cama, él la levanto y de su coño escurrió un buen chorro de mi leche que le mojó el brazo a mi amigo, la llevó a nuestra recamara, mientras yo destendía la cama, la recostó desnuda, Edy la contemplaba y decía está preciosa, que suerte tienes con esta viejota tan rica, le dio un beso muy tierno en los labios, le acaricio los pechos y salimos de la recamara vio la hora 5.30 AM. Es muy tarde me dio un gran abrazo, me decía muchas gracias no sabes lo feliz que me hiciste.

Han pasado dos semanas, mi amigo Eduardo me llama frecuentemente, para saludarnos suplicándome que cuando lo repetimos. Mi esposa súper cariñosa conmigo cogemos como locos con mucha pasión muy seguido, pero cada ves que hablo de mi amigo ella me cambia el tema, y me dice sonriendo que eso ya pasó, solo fue una borrachera tremenda que nos pusimos.

martes, 9 de febrero de 2010

atrapada en un concierto!!!!

ATRAPADA EN EL CONCIERTO

Casi por casualidad, mi novio y yo habíamos acudido a un concierto de rock, nos habían regalado las entradas a través de un amigo. El caso es que allí nos presentamos los dos sin ser muy seguidores de ese tipo de música.

El concierto se celebraba en un pabellón de baloncesto, no muy grande por cierto, pero nos quedamos muy sorprendidos cuando al llegar a las puertas había una fila enorme de gente esperando para entrar, desde luego había más expectación de la cabría esperar...

Tanto Cesar (mi novio) como yo, no habíamos acertado en los pronósticos del tipo de música y mucho menos con el tipo de gente que allí se congregaba, casi todos chicos más jóvenes que nosotros y muy distintos a nosotros en todos los sentidos, amantes de las motos, el rock, las litronas, alguna pastilla y seguro que bastante más violentos de lo que podíamos imaginar.

Nada más llegar a la cola uno de ellos hizo un comentario sobre mí

- Mira que rubita ¿está buena eh?

Me agarré fuertemente del brazo de Cesar, sabía que se podía irritar por eso, pero muchas veces he intentado convencerle de que no se metiera en un lío por culpa de un simple comentario sobre mí, pero lejos de hacerme caso, se enfrentó a aquel chico que no debía tener más de 17 años.

- ¿que te pasa a ti gilipollas? -le dijo en tono amenazante muy propio de su chulería.

El chaval y los que estaban alrededor se rieron. Parecía inevitable que aquello acabase en bronca y volviendo a tomar a Cesar por el brazo tiré de él hacia dentro del pabellón intentando poner fin a lo que se avecinaba. Aún podían oírse las risas de aquellos chavales cuando desaparecíamos entre la gente, afortunadamente no pasó nada más.

Yo le dije a Cesar que no hiciera tonterías, que sabía lo hombre que era y que no tenía que demostrármelo, que enfrentarse a esa gente traería problemas para él y nada más, así que sería mejor divertirnos y disfrutar del concierto.

Al final pudimos entrar en el abarrotado pabellón en el que no cabía ni un alma más, estábamos tan apretados que podía olerse la humanidad y el calor se cortaba con cuchillo.

Desde luego no encajábamos para nada en ese tumulto y yo ni siquiera iba vestida acorde a las circunstancias ya que llevaba un vestido blanco corto en vez de haberme puesto unos vaqueros mucho más apropiados para ese tipo de eventos.

Total que el concierto comenzó entre ensordecedores gritos del líder del primer grupo que saltó al escenario para goce de todos los jóvenes que allí se congregaban y que vitoreaban y saltaban al ritmo de la batería.

No paraba de entrar más y más gente en aquel abarrotado local y cada vez estábamos más apretujados, podía notar como a mis espaldas alguno se apretaba a mí más de la cuenta aprovechando la situación, pero lejos de decirle nada a Cesar intenté concentrarme en el concierto y disfrutar dentro de lo posible.

El calor era sofocante y apenas se podía respirar entre el gentío. Para colmo los chavales que estaban detrás nuestro se quitaron las camisas y cuando volví mi cabeza estaba rodeada de torsos desnudos y sudorosos. El grupo, formado por seis o siete chicos me miraban y se reían por mi cara de susto. El más cercano a mi me sonrió y me ofreció dar un trago a su botella de cerveza que con una forzada sonrisa rechacé. Cesar estaba a mi lado y no me soltaba la mano pero era ajeno a lo que pasaba a mi alrededor.

Cada vez me adaptaba mejor a la ensordecedora música cuando uno de los chicos del grupo me dijo al oído:

- Oye tienes un polvazo...

Yo me hice la desentendida, no quería problemas, sabía lo celoso que se pondría Cesar y no le contesté. Pero él insistió:

- Digo que estás muy buena...

Volví a hacerme la sorda y dejar pasar aquellos comentarios como si no fueran conmigo. Pero como aquel chico no tenía bastante colocó una de sus manos en mi culo y empezó a sobármelo descaradamente, di un bote y Cesar me preguntó:

- ¿Que pasa?

- Nada, nada....

En buena hora nos metimos en aquel lugar, pero ¿cómo no nos habíamos marchado cuando llegamos a la puerta?

La mano del chaval volvió al ataque, me puse de costado y le dije con cara seria que se parase si no quería problemas.... Aquello pareció divertirle aún más y se lo comentaba a sus amigos que reían a carcajadas...

Volvió a comentarme al oído:

- Te voy a follar bonita, te la voy a meter hasta el fondo....

Me volví, puse mi cara lo más seria que pude y le contesté:

- Párate ya, si no quieres que se lo diga a mi novio... ¿vale?

A todo esto Cesar seguía de mi mano pero sin percatarse de nada, seguía mirando tranquilamente el concierto.

- Díselo a tu novio, así aprenderá como se folla a una rubia como tú. - insistió mi acosador.

Volví mi mirada hacia delante, más asustada que otra cosa, ya que imaginaba que como Cesar se diera cuenta de todo, aquello podía terminar en algo muy desagradable para nosotros, pues los chicos eran seis o siete...

- Oye ¿el culito lo tienes virgen?

Otra vez hice oídos sordos....

- Me gustaría metértela por ese culito y que vieras como entra una polla de verdad....

Sus palabras cada vez más fuertes estaban empezando a ponerme cachonda de verdad, yo quería concentrarme en el concierto y olvidarme todo, pero el chico continuaba una y otra vez, para colmo su mano volvía a sobarme el culo pero esta vez apretujando mis posaderas con toda la cara del mundo, le daba igual todo, seguramente de lo medio borracho que andaba ya. Yo no entendía muy bien que pasaba dentro de mi cuerpo, pero lejos de rechazar a aquel extraño, sentía cierta sensación de gusto por sus palabras, por su atrevimiento, por sus caricias....

- Muñeca, debes tener el coño bien mojadito ¿a qué sí?

Cesar me miraba de vez en cuando y me sonreía, ajeno totalmente a la situación, ¡ si tu supieras ! - pensaba yo...

El chico se apretujó contra mi cuerpo y podía notar su abultado paquete contra mi culo, sus manos fueron subiendo de mi culo por mi cintura para llegar a mis pechos que comenzó a acariciar por los costados, para luego tocarme las tetas a placer, primero suavemente y luego con más fuerza hasta pellizcarme los pezones por encima de la tela del vestido. Como yo no llevaba sujetador el contacto de sus manos contra mis tetas era delicioso para él y también, aunque me pesara, era delicioso para mí..

Intenté por todos los medios separarme de él:

- Párate ya, cabrón.. - le corté quitándole las manos de encima bruscamente.

Entre todo el lío Cesar al fin se dio cuenta que algo sucedía:

- ¿Que pasa?

- No, nada, que me han empujado... - contesté quitando importancia al asunto para evitar males mayores.

Cesar se volvió hacia los chicos:

- Oye tener cuidado, no molestéis ¿eh?

El chico que estaba detrás de mi se envalentonó y también se encaró con mi novio.

- ¿Que dices mamón de mierda? ¿quieres ver como te pego dos hostias?

Agarré fuertemente la mano de Cesar, porque sabía que iba a empezar un follón que se iba a descontrolar.



A ver, venga, empieza ¿a que esperas? - se ponía todo gallito Cesar.

- Déjalo cariño, por favor... solo me han empujado, sigamos viendo el concierto, no les hagas caso, por favor no te metas en líos. - me interpuse entre él y los chicos porque sabía que saldría mal parado, si es que siempre se lo digo que tiene la boca muy grande y luego no es consciente del peligro que corre.

Las aguas se calmaron, al menos momentáneamente, ya que el tipo volvió al ataque volviendo a susurrarme cosas al oído.

- Lo que le pasa a tu novio es que no se le pina, por eso te tiene desatendida, lo que tu necesitas es un buen rabo.... tenías que ver que pedazo de polla tengo yo para darte...

Yo tragaba saliva y esta vez ya no me volví para evitar que la cosa acabase en pelea. Yo ya no sabía que hacer, si se lo decía a Cesar se podía armar un buen follón, si me callaba estaba a expensas de lo que me hiciera a aquel tipo... Era mejor no hacerles caso, así depondrían su actitud, pero.... ¡qué equivocada estaba!

Otra vez mis tetas fueron rodeadas por sus potentes brazos, mientras seguía susurrándome al oído.

- Verás que polvo te voy a echar, vas a ver las estrellas, bomboncito....

Me volví hacia Cesar y le pedí que nos fuéramos de allí.



Ahora no cariño - me contestó - va a salir un grupo muy bueno y cuando acabe nos vamos ¿vale?

Estaba metida en un buen lío del que seguro no podría salir bien parada, hice de nuevo oídos sordos a todo lo que me decía aquel chico pero él insistía una y otra vez.

- Me gustas mucho rubita, tengo el rabo como una piedra, verás que polvo te voy a echar...

Entre sus frases y sus sobeteos a mis tetas, que cuando me las acarician como él lo estaba haciendo, toco fondo, ya no podía evitar sentirme cachonda y como mis pezones se ponían cada vez más duros.

- Vaya tetas que tienes nena, casi no me caben en la mano, duras, redondas, como a mí me gustan...mmmmmm, vaya pezones más duros....

Cerré los ojos, pues el gusto me iba en aumento, los latidos de mi corazón se aceleraban y mi chochito empezaba a humedecerse, no podía evitarlo, quería que todo aquello acabase pero por otro lado deseaba que no tuviera fin.

Tan abarrotado estaba aquel pabellón, que aunque Cesar mirase de vez en cuando, estabamos muy pegados y no podía ver nada de lo que sucedía. De vez en cuando yo le apretaba la mano ya que no podía tenerme casi en pie debido a las caricias que me estaba proporcionando aquel extraño.

Las manos de aquel tipo volvieron a mi culo y siguieron con su labor de sobar y sobar sin cortarse un pelo, pero más allá llegó su atrevimiento cuando una de sus manos se introdujo por debajo de mi vestido y comenzó a acariciar la parte interna de mis muslos. Se me escapó un suspiro...

- Mmmmm, que muslos tienes, suaves, como terciopelo.... verás que bien lo vamos a pasar... - volvió a susurrarme el muchacho.

De pronto noté como hurgaba en mis braguitas, desde luego que se proponía quitármelas el muy cabrón, yo intentaba moverme para separarme de él, pero lo hacía con movimientos no muy descarados para que Cesar no se percatara de nada, si en algún momento les pillaba, la cosa acabaría en pelea.

- Déjame quedarme con tus bragas bonita, al menos tendré un recuerdo tuyo ¿no? - me decía el tipo mientras seguía intentando bajármelas.

Yo me resistía y me sostenía mis braguitas por encima del vestido con la mano que tenía libre, pues la otra estaba de la mano de mi chico.

- Para ya, por favor... - suplicaba yo y poniéndole cara de pena.

El tío seguía en su intento cada vez con más voluntad, metió sus dedos en mis caderas bajo mi vestido y tiraba de mis bragas hacia abajo mientras todos sus amigos parecía divertirse y se reían sin parar... La situación les debía parecer muy cómica, pero yo estaba asustada, aunque al mismo tiempo esa situación me provocaba un gusto tremendo, me odiaba a mi misma porque el placer me invadiese, pero era inevitable, ¡ estaba atrapada !

En el tira y afloja de bajarme las bragas, el tío lo hizo por ultima vez de un tirón que en el forcejeo llegó a rasgar parte de la tela de la prenda, eso pareció gustarle, así que en vista de que bajarlas le resultaba difícil, lo que intentaba ahora era arrancármelas, tiraba una y otra vez hacia él y mis braguitas iban rajándose cada vez más, las costuras iban cediendo y las braguitas se pegaban a mi piel, al mismo tiempo la tela se metía en mi coñito y eso me proporcionaba más gusto todavía, siguió tirando y tirando, hasta que las rasgó por completo llegando a hacerme daño, quedando prácticamente en una tira pegada a uno de mis muslos, pero el chico dio un último tirón y al fin me las arrancó de cuajo, haciéndome tambalear hasta llegar a empujar al que tenía delante.

Cesar volvió a percatarse de algo, pero no entendía muy bien de que iba todo aquello:

- ¿Que te pasa? - volvió a preguntarme...

- Nada, nada, que he tropezado.- contesté azarosamente.

Aquel tipo había conseguido arrancarme las bragas y ahora se las iban pasando entre todos y olisqueándolas como gatos en celo.

Yo sentía como el aire fresquito se colaba por debajo de mi vestido, que era la única prenda que llevaba sobre mi piel.

De nuevo aquel muchacho introdujo sus manos bajo mi vestido subiendo por la parte exterior de mis muslos.

- Mmmmmm, qué caderitas, que culo tan suave....

Yo cerraba los ojos y aquella sensación me tenía confundida, parecía todo un sueño, pero era real, demasiado real como para poderlo evitar.



Cesar, por favor, vámonos - le supliqué de nuevo a mi novio.



Espera un poco, media hora y nos vamos ¿vale?



Es que tengo mucho calor....

No me hacía caso, estaba destinada a caer en las manos de aquellos desconocidos sin desearlo ¿o realmente lo deseaba?

- ¿Tienes calor preciosa? - me decía el tío - Yo voy a apagar ese fuego, verás...

Esta vez sus manos se metieron por la cara interna de mis muslos y comenzó a subir su mano, notaba su calor y su sudorosa mano ascendiendo centímetro a centímetro en mi piel. De pronto noté como uno de sus dedos llegó a mi sexo. Se detuvo, acarició mis ingles lentamente, hasta que su dedo acarició mi húmeda rajita pudiendo captar mi calor. Volvió a mi oído y me dió un pequeño mordisco en el lóbulo de la oreja mientras me susurraba:

- Vaya.... estas caliente, bien caliente y mojada, verás que bien te entra mi dedo....

Se volvió a sus amigos:

- Esta zorrita esta que se funde....

Su dedo siguió jugando con mis ingles, con mis pelitos y de pronto se introdujo en mi vagina sin apenas dificultad, debía ser su dedo corazón, muy largo por cierto.

Fue inevitable que yo soltara un nuevo suspiro y un gemido casi inaudible.

El vestido se me pegaba por el sudor y con su mano libre seguía palpando mi culo, mi cintura y a continuación volver a restregar sus dedazos entre mis tetas. Yo miraba de reojo a Cesar pero no se daba cuenta de nada, pobrecillo... me estaban metiendo mano de lo lindo y él mirando al tendido como si nada.

El habilidoso dedo de aquel desconocido se introducía una y otra vez en mi coñito, proporcionándome un gusto tremendo.

- Vaya coñito tan estrecho, que rico, que rico... -me repetía una y otra vez al oído.

El tío dejó de tocarme de repente, por un momento creía que todo había terminado, pero no era así, estaba hablando con sus amigos y preparando alguna otra estratagema. Efectivamente, hizo colocar a sus amigos tapando a Cesar para asegurarse de que no veía nada, además como la gente bailaba y saltaba, tropezábamos una y otra vez y aquello parecía formar parte del tumulto de gente.

El chaval volvió al ataque pero esta vez no era su mano la que estaba entre mis muslos, era su aliento el que notaba en mi culo, al principio cerré las piernas, pensaba que aquello había ido demasiado lejos y quería detenerlo, al menos en parte, ya que cuando su lengua rozó mis glúteos creí morirme, pero más aún cuando con sus manos separaba mi culo y esa misma lengua exploraba mi agujerito posterior, entonces si que había perdido totalmente los papeles, estaba totalmente entregada. En un abrir y cerrar de ojos aquel chico estaba bajo mis piernas chupándome lo más intimo de mi cuerpo, iba del culo a mi coño una y otra vez, cuando su lengua rozó mi clítoris, un pequeño grito se escapó de mi garganta, afortunadamente parecía sordo, pues en el griterío de la gente apenas nadie lo oyó y mucho menos Cesar que seguía agarrado de mi mano y moviendose al ritmo de la música.

Otra vez aquella maravillosa lengua exploraba mi conejito, instintivamente yo abría más mis piernas y la desconocida lengua continuaba jugando con mi clitoris hasta que inevitablemente me vino un orgasmo intenso y maravilloso. Tuve que apoyarme en el de delante que tampoco se enteraba de nada.

El tipo salió de debajo de mi falda y volvió a chuparme en la oreja al tiempo que me decía.

- Mmmmm, que coño más delicioso tienes.... ¿Que tal ? Lo has pasado genial ¿no?, ahora verás que tengo una polla como una piedra, no como la de tu novio.

Levantó la parte de atras de mi vestido y noté como algo duro y húmedo se metía entre mis muslos, sin duda que el aparato era descomunal. Bajé mi mano libre y le agarré de la punta con mis dedos, comencé a jugar con esa maravilla de polla y la restregaba una y otra vez contra mi sexo. Nuestros jugos se mezclaban y él no dejaba de chuparme y morderme en el cuello. ¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué había llegado hasta allí..? No podía parar, estaba como una moto.... Estaba cachondísima y deseosa de que aquel potente miembro se introdujera dentro de mi, comencé a masturbarle con mi mano por debajo de mis piernas, notaba como su capullo sobresalía de mis dedos, él hacía movimientos hacia atrás y hacia delante para favorecer la maniobra.

Yo no aguantaba más y él parecía que tampoco.

- Quiero metértela, quiero follarte, vas a ver como entra un hierro candente en ese agujerito....

La posición casi no lo permitía, ya que los dos estábamos de pie y yo tampoco podía inclinarme mucho hacia delante pues ni había espacio y podía resultar sospechoso para Cesar, en cambio deseaba con todas mis fuerzas que me follaran, lo necesitaba....

Seguimos jugando, yo con mis dedos acariciaba su glande y los pliegues de la piel de su impresionante polla, él me mordía en el cuello y apretaba su pelvis contra mi culo, el contacto de su piel contra la mía era impresionante. Nuestras respiraciones iban en aumento y nuestro gusto también.

El tío volvió a susurrarme.

- Te la tengo que meter, te tengo que follar, aunque sea lo último que haga en mi vida...

Eso me encendía aún más y se me ocurrió la brillante idea de decirle a Cesar:

- Cariño, tengo que ir al lavabo, no me aguanto...

- ¿Ahora?, pero si no vas a poder llegar, esto está a tope - me contestó.

- Es que no me aguanto...

- Vale, te acompaño.

- No, no, ya voy yo sola, sigue viendo el concierto, así iré corriendo, no te preocupes.

- ¿Sola?

- Si, si, no te preocupes...

Asi fue como me pude librar por un momento de él, estaba fuera de mis cabales, me estaba comportando como una chiquilla pero no me importaba nada ni nadie, quería sentir aquella polla dentro de mí, así que me di la vuelta, tomé de la mano a aquel tío que me había puesto tan caliente y salimos corriendo entre el gentío hacia los baños. Sus amigos nos acompañaron, pues no querían perdérselo.

Nos costó lo suyo abrirnos camino entre tanta gente, pero al fin lo conseguimos, yo estaba como una moto y no me importaban nada los golpes y roces que nos dábamos al pasar entre tanta gente. Al fin llegamos a los servicios, los de las chicas estaban completos y había fila, entramos en el servicio de los hombres y tan solo había dos chicos. Mi acompañante les dijo algo que les hizo salir de allí sin rechistar, y sus amigos hicieron guardia en la puerta para que nadie nos molestase. Allí mismo en el centro de aquel maloliente lugar comenzó a meterme mano por todos lados, esta vez sin ningún impedimento y yo naturalmente me dejé hacer. Nos besamos como dos condenados, jugando con nuestras bocas y nuestras lenguas, su mano se metía bajo mi vestido y acariciaba los pelitos de mi pubis, luego su dedo jugaba con mis labios vaginales...

- Fóllame, fóllame . - le rogué.

Abrimos la puerta de uno de los urinarios y a pesar de estar mugriento no me importó lo más mínimo, estaba tan deseosa de ser poseída por aquel extraño que no me importaba nada. El tío se bajó los pantalones hasta los tobillos quedando desnudo frente a mi, me encantó ver su torso desnudo y sudoroso, su polla completamente en erección y una cara de vicio fuera de lo normal. Empezó a desabotonarme el vestido, lo hacía con tanta rudeza que me arrancó dos botones, tuve que terminar yo de quitármelo para evitar salir medio desnuda de allí. Lentamente me solté todos los botones de mi pequeño vestido hasta quedarme completamente desnuda frente a aquel desconocido y sus cinco amigos que estaban a las puertas de ese pequeño recinto para no perderse detalle.

- Ostras tía, que buena estas.... que pedazo de cuerpo.... - repetían todos.

El tipo se quedó mirándome de arriba abajo, admirando mi desnudez. Su polla apuntaba al techo y yo la deseaba tener dentro de mi cuanto antes. Le entregué el vestido a uno de sus amigos y me agaché frente a su polla, comencé a jugar con ella, la tomé por su base con mi mano y con mi lengua subía y bajaba por su parte externa, él cerraba los ojos y yo le sonreía....

- Como me pones pedazo de puta....

Sus palabras podían sonar de lo más groseras en otro momento, pero a mí me encantaba oírlas, realmente me sentía como una puta y en ese momento lo era...

Seguí jugando una y otra vez con su erguida polla hasta que me suplicó que me la metiera en la boca, no le hice sufrir mucho más y empecé a hacerle una mamada monumental, aquel enorme instrumento desaparecía dentro de mi boca hasta llegar a mi garganta y mi cabeza subía y bajaba una y otra vez...., de vez en cuando me la sacaba de la boca para observarle y dedicarle una maliciosa sonrisa.

- Sigue zorra, sigue... que te gusta comértela... que bien lo haces....

Seguí un buen rato dale que te pego comiéndome aquel enorme falo, recreándome con él, hasta que el tío se sentó sobre la taza del water y me dijo:

- Ahora súbete aquí muñeca que vas a ver lo que es tener una polla bien adentro.

Obedecí como una niña buena, me incorporé, me di la vuelta dándole la espalda y abriendo mis piernas todo lo que pude al tiempo que me agarraba a las paredes de ese habitáculo, me senté sobre aquel excitado muchacho, agarré la punta de su miembro con mis dedos y lo orienté hacia mi coñito, primero lo pasé de arriba abajo por mis labios vaginales y mi cuerpo se estremecía por esa sensación de gusto que no podía detener, de un golpe me senté sobre él sintiendo como se metía centímetro a centímetro dentro de mi. El gusto era increíble...

- Ahhhhh, Dios, que gusto..... - gemía yo.

Empecé a cabalgar sobre aquel poderoso miembro viéndolo desaparecer dentro de mi chochito, parecía increíble que aquello entrase con tanta facilidad, pero yo estaba tan cachonda y tan mojada que me entraba de todo.... El chico me apretujaba las tetas mientras su pelvis se movía hacia atrás para luego apretar e intentar atravesarme con su caliente daga. Nuestros cuerpos sudaban, nuestras lenguas se enredaban y nuestros cuerpos se fundían en un magnífico polvo.

- Toma, toma, toma... - repetía una y otra vez mientras me penetraba.

Los músculos de mi vagina se apretaban contra su poderoso miembro y mis manos se aferraban a las paredes, sus amigos nos jaleaban sin parar y se masturbaban delante de mí, la vista era espectacular, ver a cinco tíos delante haciéndose una paja era maravilloso.

El tío me seguía follando con gran maestría, todo su cuerpo se arqueaba, se echaba hacia atrás para volver a clavármela bruscamente...

- Si, si, fóllame, fóllame... -gritaba yo.

El espectáculo debía ser increíble y los chicos no se limitaban unicamente a masturbarse, pues comenzaron a acariciar mis muslos, mis tetas, mi coño... Yo cerraba los ojos e intentaba sentir todas esas caricias que me maravillaban. No pude aguantar más y dando fuertes resoplidos tuve un orgasmo en medio de jadeos y gemidos.

En pocos segundos estaba rodeada por los seis chicos, uno me estaba follando y de qué manera, otro me chupaba las tetas, otro los muslos, alguno hasta mis pies... que gozada, que maravilla...

- Uff, ufff... Guaauuuu... - resoplaba el que tenía debajo y que me estaba penetrando hasta las entrañas.

El muchacho seguía en su empeño de destrozarme y vaya si lo hacía bien, sus músculos se tensaban y sus dientes mordían mi cuello, yo miraba hacia abajo para ver desaparecer su preciosa polla dentro de mi coñito insaciable.

De pronto frenó en seco, dio una última embestida dentro de mi y se corrió abundantemente dentro de mí mientras repetía una y otra vez:

- Que polvo, que polvo, Dios, que bien follas.....

Giré mi cabeza y seguí besándole mientras él permanecía inmóvil y sintiendo los últimos coletazos de una larga corrida dentro de mi coño. Yo no quería que acabase tan pronto, necesitaba más y más y más, estaba tan caliente que no tenía suficiente con ese polvo.

El tipo me agarró por las axilas y nos separamos al tiempo que les decía a sus amigos:

- Joder como folla esta tía, ir pasando por taquilla que os va a destrozar...

Ni cortos ni perezosos fueron sentándose uno por uno sobre la taza del water y yo sobre cada uno de ellos para sentir sus grandiosas y juguetonas pollas juveniles.

El primero, el segundo, el tercero, el cuarto y el quinto fueron pasando por la piedra y con cada uno de ellos yo gozaba más y más, me hicieron correrme varias veces, en unos polvos de los más salvajes. Mientras uno me follaba los otros me acariciaban, me mordían, me besaban, me chupaban por todos lados...

Mi primer acosador y lider del grupo jaleaba a sus amigos:

- Follarla bien, darle caña, que está necesitada....

Ellos se animaban más y más y al mismo tiempo yo estaba en la gloria, nunca me habían hecho gozar de esa manera.

- No pares, no pares, que esa puta no tiene bastante... - repetía el líder al amigo que yo tenía debajo.

Así terminaron todos bastante agotados, incluída yo, porque a pesar de tener todos los músculos agarrotados y mi sexo más que irritado, quería más y más, follar a lo salvaje como nunca había hecho. En vista de que mis pensamientos parecían ser leídos por mi primer amante, alcanzó a decirme:

- Verás bonita, ahora te voy a meter este pollón por el culo y vas a ver las estrellas...

Me asusté, francamente, ya que apenas lo había intentado una vez con mi novio y no fue muy gratificante, pero por otro lado quería pasar por ese nuevo reto y ser sodomizada era lo que más deseaba en ese momento, pobre de mí, me había convertido en una muñeca, en un títere de todos aquellos chavales.

Me hizo tumbarme boca abajo sobre la taza del water y apoyar mis manos contra la pared, escupió sobre sus dedos y me restregó la saliva por mi estrecho culito, primero un dedo, luego dos y hasta tres, lo que hizo que mi agujerito se dilatara rápidamente.



A continuación colocó su glande entre mis posaderas y empezó a forzar la entrada suavemente, hasta que la cabeza de su enorme miembro entró por completo. Yo chillaba, el dolor era punzante, pero poco a poco mi esfinter se iba relajando, para convertir ese dolor en un gusto que iba en aumento. Él continuó metiendo solo la punta mientras me agarraba por las caderas. Después seguía apretando para que centímetro a centímetro se fuera colando. Mis gritos debían ser ensordecedores, aunque dudo que nadie, aparte de los que estábamos allí, puediera oírlo pues la música del concierto tapaba cualquier otro ruido.

- Bien bonita, ahora vas a ver como te entra toda en ese precioso culo.... - me dijo.

Me agarró fuertemente del pelo, tiró hacia él y de un golpe me acabó de meter todo su aparato en mi dolorido culito. Creo que perdí la noción del tiempo, no sé si incluso llegué a perder el conocimiento, pero de pronto todos mis dolores y escozores desaparecieron para experimentar un gusto que desconocía. Mi espalda se arqueaba y mis caderas se movían al compás para recibir esa daga detrás de mi. De verdad que estaba viendo las estrellas y yo le repetía:

- Sigue cabrón, sigue.... párteme el culo....

Él seguía mis instrucciones y no dejaba de bombear mientras tiraba de mi pelo. Mi vello se ponía de punta y un escalofrío recorría todo mi cuerpo, llegué a no sentir mis dedos, mi cara ardía, era una sensación extraña, pero notaba como se acercaba un orgasmo diferente, empecé a gemir fuertemente, cada vez más fuerte, hasta llegar a gritar, a decir cosas sin sentido, a insultar a todos los que me rodeaban y ese orgasmo me invadió desde la cabeza a los pies... fue increíble. El tipo se corrió dentro de mí casi al mismo tiempo que yo, hasta que sus piernas no le sostuvieron y cayó sobre mi sudorosa espalda.

Sus amigos para no ser menos quisieron probar de aquel manjar y uno por uno me terminaron de destrozar el culo con sus largas, cortas, gruesas y extrechas pollas.

Me dejaron tirada allí en medio de aquel maloliente lugar, sin ni siquiera despedirse de mi, tan solo riéndose y jactándose de haberse tirado a una tía con toda la facilidad del mundo.

Mi cabeza daba vueltas, me sentía muy mal, sudorosa, sucia por dentro y por fuera, completamente desnuda sobre aquel asqueroso water después de haber sido follada y sodomizada con ganas por seis chavales, sin haberlo buscado, sin ser premeditado, pero comprendí que había caído en la trampa del placer, sin apenas darme cuenta y por una parte sentía remordimientos, pero por otra recordaba el gusto que había soportado y había merecido la pena, al menos como una experiencia que no voy a olvidar y creo que nunca más podré repetir....

Me puse mi vestido sobre mi desnudo y sucio cuerpo y cuando volví en busca de Cesar, éste ya no estaba, supongo que después de haber tardado más de una hora, estuvo buscándome por los servicios de chicas, pero entre el gentío no podíamos encontrarnos ni yo a él ni el a mi.

Salí a la calle y fui andando con la vista ida, perdida, desorientada, era como si hubiera vivido un terremoto. Hasta que no llegué a casa y me metí en la bañera no me di cuenta de lo que había sucedido realmente....

salud sexual

En el camión tenía dudas sobre la visita al doctor. Pero no era mas que simple miedo y vergüenza. Era un problema del que no quería contar a mis padres, no era nada grave, pero simplemente me daba vergüenza hablar de eso con ellos.

El médico que trataba mi padre, era el Dr. Castro, era muy bueno, o eso había oído, pero simplemente no quería que me tratara él. Digo, que tal si yo iba y me preguntaba "Oye David, ¿cómo va la incontinencia de tu papá?". Hubiera sido bastante traumante. Mucho mas si el parlanchín doctor le contaba de mis problemas a mi padre.

Ya en la clínica del gobierno, espere a que me nombraran para que pasara con el médico especializado. Una vez que me llamaron, me sorprendió que no me diera cuenta que era doctora y no doctor cuando hice la cita.

Es algo curioso, la mayor parte de los ginecólogos que conozco son hombres... y por alguna razón la mayor parte de los urólogos también. La Doctora Pineda, de la facultad de medicina de (¿dónde mas?) la UNAM, era la excepción entre los urólogos, supongo.

Me saludo muy cordialmente y me invito a pasar. Nunca he sido bueno para calcular la edad, pero debía tener mas de 25 pero menos de 30. Era delgada, como si en realidad fuera gimnasta o bailarina y tenía un rostro precioso. Morena, como de 1.75m y pelo largo amarrado en la clásica coleta de caballo, bastante informal y casi sin maquillaje, tenía una piel hermosa, una nariz equilibrada y unos preciosos ojos azules-verdosos que llamaban muchísimo la atención.

Con una mujer así de linda, iba a tener mas problemas en explicarme y nada mas verla ya sentía que me moría de pena. Pero ya era tarde para cancelar la cita y hacer otra con Castro.

En cuanto me senté frente a su escritorio me comenzó a hablar en un tono de lo mas amigable.

- Muy bien señor... – se dibujo en su cara una sonrisa brillante - ¿quieres que te llame señor?.

- David esta bien... – conteste con pena de mirarla.

- Esta bien, mira David – ella iba a repetir ese "Mira David" un millón de veces - sé que es difícil hablar de estos temas, pero tenme confianza, estoy aquí para asegurar que te alivies.

- Ok...

- Bien, ¿en qué te ayudo?.

- Pues mire... esto...

- ¿Tienes alguna duda sobre el sexo o algo así?

- No... no es eso... es algo mas... menos sexual, es algo con mi cuerpo.

- Quítate la pena, y platícame.

Debimos estar así un par de minutos, ella era agradable pero presionaba, bueno, había otros pacientes esperando. Pensé que estaba perdiendo el tiempo y que no resolvería nada si no hablaba, así que confesé.

- Pues mire doctora... ya se eso de la adolescencia y de los cambios de mi cuerpo y todo aquello, yo me desarrolle en... esas cosas como a los 11 y creo que para los 13 ya estaba... pues... "crecido" en mis... en los órganos sexuales.

La mire. No parecía tener expresión diferente, sonreía con los labios y me miraba casi con ternura. Me dio confianza para continuar.

- Bien... hace como... bueno, como a los 12 años me... yo comencé a... – ¡Como costaba decirlo!.

- ¿Empezaste a masturbarte? – interrumpió ella.

- S.. si...

- Ya, tranquilo, no te pasa nada si lo dices ni si lo haces. ¿A los doce? Hmm... creo que yo también comencé como a esa edad...

Esa rápida confesión me dio risa, se notaba que la doctora era bastante sociable y locuaz. También me dio confianza para continuar.

- Si.. bueno, cuando lo hacia, lo que... "expulsaba", el semen pues... pues era... normal.

- ¿Qué tan normal? – comenzó a tomar un aire mas profesional.

- Pues... ya sabe... – me sentía como un marrano indecente al decir esas cosas – un par de chorritos y unas gotas.

- Ah... ¿te refieres a la cantidad que expulsabas? – comenzó a tomar notas en una libreta - ¿qué a pasado?.

- Mire, yo estoy bastante seguro que esa cantidad es la normal en mi. Pero hace como un mes, cuando... lo hago, expulso muchísimo mas.

- ¿Qué tanto?.

- Pues... como 4 u 5 chorros... grandes...

- Hmm... ya veo – ella seguía con la mirada en su libreta y solo levantaba la vista para hacer sus preguntas. Parecía que le estuviera dictado ecuaciones algebraicas.

- Y... bueno, es por eso que he venido. ¿tenía que ir con el sexólogo?.

- No, no... con él son otro tipo de cosas, esto parece ser mi tema. ¿El semen sale espeso?.

- Si, mucho.

- ¿No sale mucha "agüita" cuando eyaculas?.

- No, es bastante espeso como le dije.

- ¿El color es normal?.

- Si, como lo era antes de que este cambio pasara. Quizás un poco mas blanco porque es mas espeso.

- Ya veo... ¿pero no se ve verdoso o amarillento?.

- No, para nada.

- Antes de eyacular, cuando el pene esta erecto, ¿sale mucho fluido?.

- ¿Lubricante? Si, también eso ha aumentado y sigue siendo igual de transparente que antes.

- ¿Qué tanto lubricante?. Esto es mas difícil de calcular pero trata de hacer un calculo aproximado.

- Pues... digamos que... si traigo los calzoncillos puestos, se me moja mucha tela de adelante, como unos cuatro por cinco centímetros.

- Ok... mira, parece normal. Voy a hacerte unas preguntas que son algo personales, pero no te preocupes, que no te voy a juzgar ni nada, es solo para el diagnostico.

- Esta bien...

- A ver... – miro el expediente y agarro la forma de la consulta – ... masculino por supuesto... 1.65, 60 kilos... Bueno, ¿cada cuanto te masturbas?.

- Como... una vez cada dos días mas o menos...

- Muy bien... En lo que te ha durado este problema ¿te has masturbado dos veces al día?.

- Este... si una vez... la segunda vez el semen salió mas normal, pero ligeramente abundante.

- Hmm... ya veo...

Se puso a meditar un momento, y a mi me dio algo de pánico y tuve que preguntar.

- Oiga doctora... ¿tengo que quitarme la ropa o algo?.

- ¿Eh? No, no es necesario, si quieres pero el cuero de la sillas se pega mucho a la piel.

Eso me dio algo de risa y sobre todo me tranquilizo. Estar desnudo frente a una mujer tan bonita podría ser motivo de gusto, pero para un chaval como yo era casi aterrador.

- A ver... aquí van unas mas personales. ¿Cómo cuanto le mide el pene?.

- Pues... unos 15 cm parad... (se me trabo la lengua) erecto (corregí).

- ¿Crees que te ha crecido el pene en estos dos meses?.

- Hmmm... no, creo que sigue igual.

- Ok... ¿es normal el tamaño de tus testículos?.

- Si, yo creo que si.

- ¿haces ejercicio?.

- Si, corro un rato en la pista de la escuela después de clase y juego fútbol.

- Muy bien... – levanto la vista y me miro todo el cuerpo – no, no estas gordo... ¿Tomas medicamentos? ¿Testosterona o algo así?.

- No, creo que no... ¡Espere! Tomo un suplemento alimenticio, es la marca... (no importa), el doctor Ramírez me lo receto para mi crecimiento, la altura... ya sabe....

- Ya veo... ¿has tenido relaciones sexuales o algún tipo de contacto sexual?.

- ....... – esa si que era dura – no... no he tenido ningún contacto...

- Ok... ¿transfusiones? ¿alguna operación?.

- No... ninguna... no me a tocado una aguja en 2 o 3 años.

Se levanto y me reviso los ojos, la boca y los oídos, como cualquier médico general. Me descubrí el pecho para que escuchara mis pulmones y mi corazón. Cuando termino se me quedo mirando un momento y volvió a sentarse.

- Mira – dijo ya mirándome de frente – me parece que estas sano.

- Bueno... – yo seguía teniendo miedo de mirar esos ojos tan brillantes.

- Lo mas probable es que esto sigua siendo parte de tu crecimiento... pero también sospecho que puede ser algo que estés comiendo o el suplemento que estas tomando.

- Ok, ¿debo dejar de tomarlo?.

- Si, y vas tomar este... (me dijo uno impronunciable). Va a hacer lo mismo pero su formula es diferente. Si todo va bien, nos vemos en un mes, pero si notas que estas eyaculando más, vuelve antes.

- ¿Si eyaculo más dejo de tomar este nuevo suplemento?.

- No... bueno, si quieres déjalo pero este no te va hacer nada. Ah... y una instrucción más que te va a gustar mucho... jaja... – dejaba el aire profesional y volvía al de niña juguetona – no dejes de masturbarte cada dos días y si puedes, diario, y mide como puedas lo que eyacules. Si estas expulsando lo mismo que en los últimos dos meses, entonces es pura cosa de crecimiento.

No me dio tanta risa ese comentario pues era algo personal.

Me dio la receta para que la cambiara en la farmacia de abajo y nos despedimos. Al fin de cuentas había resultado ser mas fácil de lo que pensaba.

Además, el diagnostico era bastante benévolo. Hacia unos meses que llegue a escuchar las palabras "Cáncer Testicular". Jamás me puse a investigar cuales eran los síntomas, pero en cuanto vi el aumento de mi flujo de semen, lo relacione de inmediato y me entro pánico.

Cuando regrese a casa ya habían llegado mis padres y tuve que confesarles que había ido al médico. Mi madre no le dio importancia. Después de la cena se retiraron mi madre y mis hermanos y solo quedamos mi viejo leyendo el periódico y yo bebiendo leche con chocolate.

- ¿A que fuiste al médico, hijo? – pregunto el sin desviar la vista del papel.

- Pues... tenía un problema...

- Ah... ¿fuiste con un especialista?.

- Este... sí, con el urólogo.

- Ya veo ¿no es nada grave?

- No, para nada, me atendió la doctora Pineda.

- Hmmm... a mi me atendió durante las vacaciones de Castro. Creo que es buena pero algo seria.

- ¿Seria?, a mi me pareció muy agradable y extrovertida.

- Hmmm... tal vez el día que fui tenía muchos pacientes... digo, la mayor parte vamos con Castro y cuando el no esta, se ha de cargar mucho ella.

- Si, debió haber sido eso...

Terminamos nuestras bebidas y nos fuimos a dormir.

El comentario de mi papá me dio algo de alegría. En mi imaginación creía que quizás yo le había gustado a la doctora, pero la ilusioncita de adolescente no me duro mucho pues recapacité que ella era, mínimo, 10 años mayor que yo. Además que yo solo era un escuincle baboso. (Nadie haga comentarios sobre el "era").

A partir del día siguiente comencé a tomar la nueva "medicina" y olvide a la anterior. No paso nada en la siguiente semana. Pero para el sábado siguiente, logre poder quedarme a solas en mi casa con una magnifica revista porno de chicas pechugonas que me presto un amigo.

Como era prestada, yo no quería manchar la pobre revista con el producto de mis masturbaciones, pero aquella ocasión, con solo 3 días de descanso y sin desearlo en absoluto, eyacule tanto que deje perdida la foto de una exuberante rubia y deje muy manchada el resto de las páginas, además, por la cantidad de esperma que tenía, los chorros fueron muy altos y esa fue la razón de que se manchara.

Tuve que comprarle la revista a mi amigo (bastante cara, por cierto), con tal de no tener que devolverle una revista pringada y arruinada. De inmediato hice otra cita con la doctora en dos días.

Sin embargo, al día siguiente de hacer la cita, me hablaron de la clínica para avisarme que la doctora había cancelado mi cita para el día siguiente. Pero como sabía que lo mío era urgente (quizás no mucho, pero a mi si me preocupaba), la doctora le había dado instrucciones a la telefonista de que me comunicara que podía verla al día siguiente en su consultorio particular.

Por fortuna, el consultorio estaba cerca de mi casa, pues la telefonista me informo que tenía que llegar como a las ocho de la noche y yo no quería regresar muy tarde a mi casa. La doctora tenía todas las demás horas ocupadas con sus pacientes particulares.

Al día siguiente fui a la hora que me señalaron al consultorio. El edificio era una casa que había sido adaptada, como muchísimos otros consultorios de la colonia Roma y otras partes de la ciudad.

La recepcionista era una enfermera (supuse que era enfermera por su blusa y pantalón de mezclilla blanca), al entrar, me barrió de arriba abajo con la mirada.

- ¿Viene a ver a la Doctora Pineda? – preguntó seria.

- Eh... Si... ¿cómo lo supo?.

- Bueno – por fin sonrió unos dientes blancos – todos los demás médicos ya se fueron, y me dijo que un muchacho iba a venir en la noche. Tome asiento. La doctora ya esta atendiendo a su último paciente.

Me senté en la recepción y para pasar el tiempo, disimuladamente mire a la enfermera que leía un libro. Era todo un bombón. Un poco mas alta que yo, la edad la calcule como de 20 a 25 años basándome en que ya era enfermera... y también en su cuerpo, pero su rostro se veía de 15. Pelo rizado castaño oscuro que le rozaba los hombros, una cara común de piel cobriza, a excepción de unos grandes y vivarachos ojos café oscuro y unas cejas gruesas e interesantes que le daban un aspecto muy sensual a su mirada. Pero lo mejor era su cuerpo, con todo y la estrecha ropa que llevaba, se notaban unos senos voluminosas, una cintura angosta y unas nalgas respingadas y duras.

Como a los 20 minutos se abrió una puerta y salió un hombre alto canoso, abrazado de una muchacha joven muy atractiva. Detrás de ellos salió la doctora. En cuanto se fueron, la doctora me saludo y me invito a pasar, no sin antes lanzarle una mirada a la enfermera, que se levanto y entro después de nosotros.

- Siéntate – me dijo la doctora sentándose en frente de su escritorio – No te preocupes por Claudia, es una tumba para guardar secretos.

Voltee a ver la enfermera Claudia, que estaba parada muy solemnemente detrás mío. Estuve a punto de preguntar porque tenía que estar ella presente, pero me dio algo de pena. La doctora empezó de golpe.

- David, ¿aumento el flujo de semen?.

- S... Si, doctora.

- ¿Mucho? ¿El doble? – abrió su carpeta y se puso a escribir lo que decía.

- No... no el doble... – me sentía bastante cohibido con la enfermera ahí – pero... yo diría que un 50% mas... y... era mas espeso...

- Hmm... ya veo... ¿cuándo te diste cuenta?.

- Hace como... – voltee a ver la enfermera pero parecía una estatua sin expresiones eso me dio algo de confianza – hace como 4 días.

- Hmmm... ¿te volviste a masturbar?.

- Ejem... si... ayer... y anteayer... el flujo fue igual de abundante...

- Ya veo... la primera vez que lo descubriste, ¿cómo te estabas masturbando?.

Casi doy un salto de la impresión, ¡esa si que era una pregunta!. Pero supuse que era necesaria para fines médicos.

- Ej... e.... pues... con las manos.

- Hmmm... – como en la clínica, ella escribía y se mantenía muy profesional - ¿qué estimulación tenías? ¿una revista? ¿una película?.

- Pues... no ent... bueno, con una revista.

- ¿Salpicaste mucho la revista?

- Sss... si... – eso ya estaba muy salido de contexto.

- ¿qué tanto?.

- Totalmente empapada...

- Hmm... si fue demasiado...

Eso último como que me hizo pensar que las preguntas anteriores tenían finalidad. Además, seguía la doctora con un tono muy profesional.

- Oye, disculpa – me dijo – estas últimas preguntas sé que suenan medio fuera de lugar, pero quiero tener una idea de que tan abundante es tu esperma. Sé que te da pena que te oiga también Claudia, pero créeme que a ella le da igual todo lo que oye.

- Es cierto – afirmo Claudia "rompiendo la escultura" y sonriendo – Como lo suyo, David, escucho todos los días. Y hay cosas que... ¡Bueno! Si pudiera contárselas lo espanto.

Eso me quito algo de miedo y me sentí menos tenso. Pero la doctora se me quedo mirando y meditando. Después de un par de minutos de silencio mortal, volvió a hablar.

- David, pensé que era el complemento el que te hacia ese efecto. Pero el nuevo que te mande, en teoría, debía frenar el flujo y parece que solo te lo aumento y no parece tener razón pues no tiene compuestos que hagan ese efecto.

- ¿Puede ser grave?.

- Hmm... no, no lo creo, como te dije la vez pasada creo que es cosa de crecimiento... pero... bueno, quiero estar segura, así que... te tengo que pedir que te desvistas para que te revise los órganos. Cuando vi sobre tu cita ya me imaginaba esto, por eso Claudia ha entrado, para que te saque un poco de sangre que voy a enviar a la clínica mañana para que te analicen.

No había remedio, si quería estar seguro que mi salud era perfecta, tendría que hacerlo, negarme y salir corriendo sería estúpido, solo que ahora sería peor que en el consultorio del gobierno pues ahora no solo tenía una mujer bonita sino también una muchachona buenirrima. Mi miedo sobre todo, era tener una erección frente a ellas, pues seria muy embarazoso.

La doctora me señalo un biombo, donde podía desvestirme detrás de él. Fui para aya mientras la doctora le hacia una seña a la enfermera y me dijo que me tenía que desvestir completamente.

Me había quitado la playera y la camisa, cuando Claudia apareció a mi derecha con una bata doblada entre sus brazos, se veía preciosa cuando sonreía.

Me puse de espaldas a ella pero no me atreví a pedirle que se fuera. Me quite el resto de la ropa, Claudia me señalo que también me quitara los calcetines. Trataba de no voltear para que no me viera el pene, pero no me daba cuenta que de hecho le mostraba mi buen culo.

Cuando termine me pidió que me volteara, me barrió otra vez de arriba a bajo con sus mirada y extendió la bata para que metiera los brazos y después lo amarro detrás de mi espalda.

Salí del biombo y la doctora me indico que me sentara en la cama-taburete. Yo temblaba literalmente de nervios y ella lo noto. Una vez sentado, Claudia me midió la presión y me saco un poquitín de sangre que metió en el refrigerador que estaba en ese mismo cuarto.

Ya llegaba el momento de la verdad. Me pidió que levantara la bata y la sostuviera a altura de mi pecho. Con todo y que me moría de miedo, no desestimaba lo erótico que resultaba tal examen, al estar con dos mujeres muy bellas, por lo que me costaba mucha concentración mantener el pene apenas inflamado, pero no erecto.

La doctora lo miro un momento, Claudia se inclino también para verme, las dos con caras absolutamente serias y sin morbo.

- David – me dijo la doctora – te voy a esculcar, no te asustes, ponte tranquilo.

- E..s... s.. sii... – respiraba rápido, o al menos tenía necesidad de hacerlo, pero también me contenía en no hacerlo, de lo contrario estaría aspirando tan rápido que hasta jadearía.

Con delicadeza empezó a esculcar mis testículos, el escroto y la base del pene, al sentir sus manos ¿desnudas? En mi miembro, no pude contener mas y mi pene se paro de golpe. Pero a pesar de lo rápido, ninguna se sorprendió.

- P...p-ppeerdón, doctora – estaba super apenado – disculpe... y.. yo no quise...

- No te preocupes – concilió la doctora sonriendo – es muy normal... mas con Claudia aquí.

- Doctora... – le dijo en tono amenazante.

- ¿Qué no es cierto? A ver David, Claudia esta muy buena ¿o no?.

Solo baje la vista y moví la cabeza de forma afirmativa. Ambas soltaron una risita y la doctora continuo esculcándome. Levante un poco la vista, y me tope con los senos de la enfermera, apretujados dentro de su escote, parecía que a la doctora no le molestara mi erección, así que empecé a verle lo bueno a la situación. Pero no duro mucho, unos segundos después, Claudia se erguía de nuevo.

- Bueno doctora – dijo – si ya no me necesita voy a cambiarme para irme.

- ¿Eh?.. si, si, claro, adelante.

Claudia salió del cuarto rápidamente y volvió con una maleta, donde supongo llevaba la ropa de calle. Se fue detrás del biombo y comenzó a desvestirse. Ponía su uniforme sobre el biombo mientras se iba desnudando, cuando subió los pantalones, tuve ganas terribles de tirar el mentado pedazo de tela para verla.

- Oye Claudia – dijo la doctora – ven tantito, quiero saber tu opinión.

Y de inmediato salió Claudia del biombo, ni la doctora ni yo lo esperábamos. Tenía puesta una lencería negra preciosa de dos piezas que era un braciere con encaje semi-transparente y un tanga tan chico que se podía notar que la enfermera se depilaba muy bien esa zona. Para rematar, unas medias a medio muslo con ligueros, que se sujetaban a la cintura. Me sorprende no haberme corrido al verla.

- ¡Claudia! – exclamo la doctora - ¡No es tan urgente! Te necesitaba una vez vestida.

La enfermera pareció apenas darse cuenta de su poca vestimenta e instintivamente se tapo los senos y el pubis. Pero a los pocos segundos retiro las manos.

- Bueno, no me importa que me vea así un paciente – dijo.

- Hay Claudia... ¿qué voy a hacer contigo?.

Esta se acerco a mi y se inclino para ver mi miembro, de nuevo vi sus senos pero por la reducción de ropa se veían mejor y se podía notar lo grandes que los tenía.

- ¿En que le ayudo doctora?.

- Bueno, toca aquí...

Puse toda mi concentración en no correrme, cuando ambas pusieron sus manos un poco abajo del glande.

- ¿Notas algo raro?.

- Hmmm... – palpo bien – no doctora.

- Bien, entonces solo era mi imaginación.

Me quede mirando tal procedimiento con curiosidad.

- Estoy enseñando un poco de urología a Claudia – explico la doctora – a veces necesito un ayudante, no te preocupes, ella es muy profesional.

Retiraron las manos y se me quedaron mirando un momento. Después la doctora intento decirle algo a Claudia, pero antes de que terminara de pedirlo esta ya movía la cabeza de forma negativa.

Por primera vez, la doctora se vio nerviosa, se rasco una ceja, y medito un momento mas.

- Mira David, te voy a pedir algo... muy especial... mira, es que... el problema es el semen y por lo tanto necesitamos una muestra...

- Espere – exclame - ¿quiere que me masturbe?.

- Pues... si, y necesito que lo hagas enfrente de mi, pues necesito ver como es la eyaculación...

Me puse pálido.

- ¿No hay otra forma? – pregunte.

- De hecho sí, pero ni a Claudia ni a mi nos gusta usarla en chicos de tu edad... puede ser traumante, consiste en introducir un tubo de metal en tu ano y aplicar una descarga eléctrica a la próstata... ¿Quieres que lo usemos?.

- No... creo que será mas fácil masturbarme.

- Muy bien. Claudia, trame un recipiente de muestras.

La enfermera se alejo para abrir una gabeta y traer lo pedido. En eso pude ver su culo que se contoneaba a su caminar, y que la tanga apenas tapaba con hilos no mas anchos que un meñique de bebé.

Me dieron el frasco y se acercaron para observar, sin embargo, yo estaba tan, pero tan nervioso que el frasco se me cayo 2 veces al suelo y ni podía comenzar con el chaqueteo. Claudia fue por uno limpio.

- Estas demasiado nervioso – me dijo la doctora – estas temblando como gelatina.

- Es que... – mi respiración era tan rápida que no la podía ocultar – me da mucha pena...

Volvió Claudia y le lanzo una mirada a la doctora, esta asintió. Claudia sonrió pícara, abrió el recipiente y se sentó a mi lado.

- Nunca habías estado con una chica, ¿verdad? – me pregunto.

- No...

- Se nota, estas muy excitado... mira... ¿te puedo masturbar yo?.

Si yo estaba pálido antes, debí ponerme transparente después de eso. No pude moverme.

- Si quieres, la doctora te lo puede hacer...

Moví negativamente la cabeza con mucho trabajo.

- ¿Quieres que lo haga yo?

Tuve que mover la cabeza con la quijada. para dar mi afirmación.

- Muy bien... ¿te gusto? ¿sí?... si quieres puedes verme mientras lo hago...

Sin tomar mas tiempo, puso con una mano el envase frente a mi polla, y enrollo esta con la otra mano, con plena autorización le miraba esos grandes y hermosos pechos como poseso. Comenzó a mover lentamente su mano por mi rabo, lo que provoco que mi respiración llegara un grado tal que los jadeos se convirtieron en "ai... ai... ai...". Por mi gran grado de excitación, no pude durar mucho.

Menos de un minuto después de empezada la paja, comencé a llenar el envase. La doctora miraba con mucha atención mi eyaculación.

- Muy bien David, bien, lo haces muy bien – exclamaba Claudia.

No parecieron impresionarse cuando saque los primeros chorros, pero al cuarto, ya no podían creer todo lo que estaba sacando de mis testículos, creo que todos tuvimos miedo de que se desbordara el recipiente. Pero ya cuando estaba lleno a 2/3 termine completamente. Entonces cerré los ojos para disfrutar mas la sensación.

- ¡Dios! – fue lo primero que oí después de tan increíblemente bestial orgasmo, y me asusto bastante.

- ¿Pasa algo? – pregunte con miedo, saliendo de mi letargo.

- No, nada – me contesto la doctora, Claudia se limpiaba las manos y mi polla con un pañuelo, pero había sido tan intenso el orgasmo, que no note que me lo seguía tocando hasta que abrí los ojos.

- Es solo que sacaste mucha, David – me dijo Claudia ya levantándose y separándose de mi.

- Hmmm... - la doctora olió en envase y se lo acerco a Claudia para que lo oliera también – normal ¿no?.

- Si, buen olor, me parece normal.

- Bueno, a ver que dice el laboratorio... Oye Claudia, ¡Te hubieras puesto la bata! Te pudiste ensuciar mucho.

- Ah no se preocupe, ese tipo de manchas se quitan rápido de esta tela.

En cuanto Claudia se volvió a ocultar detrás del biombo, la doctora casi se cae a carcajadas.

- Esta claudia... – me susurro – no se da cuenta ni de lo que dice ni de lo que hace...

Pero yo ni lo note, estaba como autista, viendo hacia el frente.

- ¿Estas bien? ¿Oye, despierta?.

- ¿Eh?... disculpe... – me sentía fuera de lugar, bastante extraño, como si me acabaran de poner ahí y no supiera a que vino todo eso, ni como había llegado ahí.

- ¿Te sientes bien?.

- Si... si... solo que fue algo... fuerte...

La doctora me dio un beso en la frente, que me volvió a la vida.

- Tranquilo, algún día te iba a pasar ¿o no?.

- Si.. supongo que si...

- Bueno, ahora cámbiate.

En cuanto salió Claudia del biombo ya vestida con ropa de calle, me volví a vestir yo. Entonces los tres nos sentamos de nuevo frente al escritorio.

- David – comenzó la doctora - ya con lo que he visto y lo que te he examinado, creo que estas muy sano y que el aumento en el flujo de semen se debe a simple crecimiento.

Miro a su enfermera, esta no hizo ningún gesto, pero algo debieron decirse.

- Aun así – continuó – vamos a ver que dicen los análisis de tu semen y de la sangre. Mañana voy a entregar tus muestras al laboratorio de la clínica. Nos vemos ahí en una semana.

- Eh... doctora... – interrumpió Claudia – creo que David se sentirá mas a gusto si mejor nos vemos aquí la próxima semana, y no en la clínica.

- Hmmm... ¿qué dices David?.

- Esta bien... creo... aquí hay menos gente y me da menos pena... creo...

- Acordado entonces, aquí la próxima semana, pero también ven después de las ocho que he tenido todo muy ocupado últimamente.

Cerramos la clínica y la doctora se ofreció a darnos un ray, a Claudia a la estación del metro y a mi, cerca de mi casa. En el auto, después de dejar a Claudia, la doctora me hablo seriamente.

- Oye David... ¿te gusto lo que hizo Claudia?.

- Pues... si... creo que sí...

- ¿Mucho?

- Si...

- Esta bien, pero tienes que controlar esos nervios, si de pura casualidad los resultados del laboratorio saliera mal, tendríamos que tomar otra muestra, pero eso ya lo vas a hacer tú, pues ni Claudia ni yo estudiamos tanto para estarnos dedicando a hacer pajas. ¿entendido?.

- Si... entendido...

- No te estoy regañando, pues eres joven y es natural que te haya pasado eso, solo tennos respeto, digo, ni siquiera le diste las gracias a Claudia.

Era cierto, me había visto muy maleducado en ese sentido, pero en realidad, era que todos mis sentidos y pensamientos estaban desfasados, un momento después, baje del auto, me despedí de la doctora dándole las gracias y camine un par de cuadras hasta mi casa.

No hable mucho durante toda la semana siguiente, la experiencia había sido muy fuerte para mi, aun que muy placentera. Pero ya para el tercer día, desperté un poco y le quite importancia hasta el punto que me sentí afortunado por lo pasado y de repente, hasta quería que la siguiente semana se repitiera lo ocurrido, pero era muy improbable pues ya tenían todas las muestras y aun que se repitiera, no podía estar usando a una enfermera profesional para que me estuviera haciendo pajas. Eso no le gustaba a la doctora.

Volví el día señalado a la hora indicada. Estaba nervioso, sabía que no se iba a repetir la experiencia, pero tenía nervios de ver a Claudia, y no sabía como comportarme ni que decirle.

Al entrar, me saludo cordialmente y me dijo que me sentara.

Mire al suelo algo nervioso, Claudia se veía igual de sensual que la semana pasada, pero leía una revista distraídamente, probablemente quería que pasara yo rápido para ir a casa. Como el silencio era mortal para mi, intente hacer algo de conversación, y sobre todo corregir mis modales.

- Oye Claudia...

- ¿si? – me dijo sin voltear a verme.

- Quería pedirte perdón por... bueno, por no darte ni siquiera las gracias por lo que paso la semana pasada...

- ¿por qué? – puso la revista un lado y me miro sin comprender, pero un momento después recordó – Ah... lo que paso la semana pasada... No te preocupes, a veces es parte de mi trabajo cuando ayudo a la doctora. Además, probablemente fue culpa mía, pues no hubieras estado tan nervioso si yo no me hubiera estado paseando por ahí en ropa interior.

- De todas maneras, disculpa y muchas gracias.

- No hay de que, no fue ninguna molestia.

Y volvió a su revista. Un par de minutos después se abrió la puerta del consultorio de la doctora Pineda y salió un hombre como de 35 o 40 años, despidiéndose de la doctora y con receta en mano. Nos dio las buenas noches a mi y a Claudia y se marcho. Igual que la semana pasada, la doctora me invito a pasar y Claudia entro después de nosotros.

Esta vez, Claudia se sentó en lugar de mantenerse de pie junto a la puerta.

- Hola David – saludo la doctora - ¿cómo va el problema?.

- Pues igual que la semana pasada, sigo tomando el suplemento pero no parece incrementarse el flujo de semen.

- Si, ya te dije, el complemento no es el culpable. Ya llegaron los resultados de laboratorio – abrió un cajón y saco mi expediente – Son buenas noticias, estas completamente sano, no hay ninguna enfermedad, ni siquiera una gripa, el suplemento te ha ayudado a tener buenos niveles de nutrimientos. La muestra del semen salió bien, tienes una alta concentración de espermas, lo que tranquiliza porque si hubiera sido agua, tal vez se hubiera tratado de otra cosa.

- Así que, ¿estoy bien?.

- Si, como ya te he dicho varias veces, estoy casi segura de que es pura cuestión de crecimiento y madures sexual. Sin embargo... sigo estando "casi" segura.

- Bueno... ¿qué otra cosa podría ser?.

- La revisión que te hice la semana pasada en tus genitales fue algo superficial... si bien parece que el aumento de semen no es por enfermedad, puede ser por un defecto físico. Así que... bueno, se que te da mucha pena, pero te voy a tener que examinar otra vez. Ya con los resultados que tenemos, te puedo hacer otro tipo de prueba, ligeramente diferente a la pasada consulta.

- Hmmm... si, no hay problema, sé que es por mi bien.

Camine detrás del biombo para desnudarme, lleno de gusto pues volvería a sentir las delicadas manos de la doctora. Como la vez anterior, apareció Claudia un instante después, solo que no llevaba la bata entre las manos.

Pero la sorpresa fue mayúscula cuando Claudia se comenzó a desvestir en frente de mi. Otra vez me dio pánico y no me atreví a preguntar, ella tampoco dijo nada, pero me ayudo a quitarme la camisa y la playera acercando muchos sus pechos a mi. Se quito el uniforme, y otra vez volví a verla con el mismo conjunto sexy de la vez anterior. Una vez que yo estuve completamente desnudo y ella en ropa interior, me tomo del brazo, sonriendo y salimos de la sombra del biombo.

Si el hecho de que Claudia se desnudara me había sorprendido, el ver a la doctora también en ropa interior al salir del biombo me dejo perplejo.

Podía ver su esbelto y atlético cuerpo, pechos medianos, nalgas chicas, respingadas y duras, piernas largas y llenitas... Una lencería de 2 piezas con encaje azul era su única vestimenta, sin medias ni ninguna clase de zapatos. Al segundo me sentí "indecente" al mirarla, y retire mis ojos de ella. El corazón ya palpitaba deprisa.

Me indico que me sentara en la cama.

- Nnn... no... ¿no voy a usar bata? – pregunte tímidamente.

- Oh, no – contesto la doctora – entorpecería los movimientos en este examen... ¿estas nervioso?.

- Muchísimo.

- Se te nota, te tiemblan las piernas.

- Doctora – interrumpió Claudia - ¿me necesita para algo mas?.

- No, ya puedes irte... a menos que quieras quedarte a ayudarme con el tratamiento.

- Si, doctora, será un placer.

Ambas se arrodillaron erguidas frente a mi, la polla les apuntaba a los pechos. No se si eran mis nervios, mi pánico, mi excitación o todos juntos, pero las rodillas me temblaban de un modo tal que parecía que tenía artritis mezclada con parkinson. Y por supuesto, no me atrevía a mirarlas, pues sus pechos se me mostraban muy cerca, grandes, y generosos. La doctora me acaricio una rodilla para tranquilizarme.

- Ponte tranquilo David, este es un examen bastante agradable, ¡ponte feliz!, debes mirarnos, que para eso nos pusimos en tanga.

- P-p-p-pero... ¿para.. para qué?.

- Mira David, para este examen necesitamos que estés excitado y en estado de erección. Lo normal es inyectarte un medicamento, pero no quiero hacerlo esta vez porque podría afectar los resultados. Como nos da flojera traerte revistas o algo así, nos pareció algo mas fácil quitarnos algo de ropa. ¿quieres que intentemos con el medicamento?.

- No... así esta bien... – mi respiración era muy agitada para articular las palabras correctamente.

- Bueno, a continuación te vamos a estimular un poco, este proceso va a tardar varios minutos, incluso varias horas, ¿quieres hablar a tus padres? ¿Saben dónde estas?.

- No... ya les avise... puedo llegar tarde – mentí, pues en realidad les había dicho que había ido con unos amigos a una fiesta. De hecho iba a ir después de la consulta.

- Bien, otra cosa, como te vamos a estimular, puede que te den muchas ganas de eyacular, avísanos lo antes posible si esto pasa, pues.. bueno, no queremos mancharnos.

- Sssiii... esta bien... disculpe por tantas molestias doctora... es por mi inexperiencia.

- No te preocupes, a mi me agrada... "trabajar" con chicos de tu edad, son un poco mas difíciles, pero me gustan mas los retos. Tu no te preocupes de nada, pues no vas a hacer nada, solo avisarnos cuando te entren ganas de eyacular, ¿ok?. Bueno, Claudia, continua.

Claudia se incorporo y se sentó a mi lado cruzando las piernas, con una mano me movió mi nerviosa cara y me obligo a mirarle los pechos.

- Bonitos ¿no? – me dijo – no tengas miedo, míramelos, que para algo los tengo, jaja...

Ya con su permiso, comencé a comérmela con la mirada, recorrer cada centímetro de sus perfectas curvas y su seductor rostro. Un momento después, tomo mi mano y la poso sobre una de sus rodillas. Se me abrieron los ojos como platos y casi se me escurría la baba cuando me indujo a acariciársela lentamente, a sentir ese hermoso tacto de la seda de las medias y, a lo lejos, como si fuera una imagen, su suave y tersa piel. Mi respiración y excitación rompieron los límites que me conocía.

- ¿Estas excitado? – pregunto claudia - ¿mucho? ¿Cómo cuanto?. Anda, habla, no hay problema, quítate esos nervios.

- Estoy terriblemente excitado.. como nunca lo había estado antes en mi vida...

La doctora se levanto, permitiéndome ver su culo parcialmente cubiertos con el triangulo del tanga, y fue por su estetoscopio en el escritorio. Mientras seguía acariciando esa preciosura de pierna, ella escucho el estado desbocado de mis pulmones y la cumbia que tocaba mi corazón, se agacho de nuevo, y escucho la circulación de mi pene. El frío metal me dio algo de alivio.

- Buena circulación – dijo la doctora para si misma – excitación máxima, taquicardia sexual, todo bien.

De repente, con tanta excitación, fue inevitable que de mi polla brotara un hilillo de lubricante transparente, que la doctora atrapo con sus dedos antes que cayera al suelo. Al mismo tiempo Claudia estiro sus manos a mi polla para mojarse también con aquel líquido. Atónito, observe como se metían los dedos a la boca y saboreaban el fluido.

- Hmm... buena consistencia – decía la doctora en su tono profesional – buen sabor... ¿Claudia?.

- Muy buen sabor, el de un chico sano.

- Aun no estamos seguras, Claudia.

La enfermera separo mi mano y se hinco a un lado de la doctora.

- Te voy a descubrir el glande – me dijo la doc.

En realidad, el glande ya estaba bastante descubierto, aun así, enrollo su mano en mi polla y tiro para atrás, después hacía adelante para cubrirlo... y otra vez, hiso varias veces el procedimiento.

Claudia también quería aprender, así que remplazo las manos de la doctora, haciéndome llegar a la gloría cubriendo y descubriendo mi glande lentamente. Por suerte no duro mucho, pues estaba a nada de correrme.

- Bueno, David – volvió a hablar la doctora – ahora vamos a empezar con la estimulación oral, esto va a ser muy fuerte, así que avísame lo antes posible cuando te den ganas de correrte.

Nada mas al oír "estimulación oral" ya estaba por correrme. Puso su mano izquierda en la base de mi pene, apretando ligeramente las partes superiores e inferiores con el índice y pulgar. Con la otra mano dirigió mi polla a su boca, y comenzó a lamerla completamente. Yo me resistía al 100% para no correrme, pues quería continuar con tan entretenido tratamiento. La doctora no dejo de mirarme, mas que para parpadear, directamente a los ojos, dejando que me ahogara en ese azul profundo.

En cuanto comenzó a chuparme sensualmente la cabeza, no pude resistir mas, le avise gritando "¡Ya viene! ¡Ya viene!" y cerre los ojos para poder resistir el poderosísimo orgasmo que llegaba... pero no llego... en su lugar sentí la presión del pulgar debajo de la polla, y un ligero, no tan intenso, pero placentero "micro-orgasmo". La polla se me puso un poco flácida, pero la doctora aprovecho para engullir completamente mi miembro en su humeda y cálida boca, apretando fuerte los labios movó la cabeza para atrás.

De inmediato, sin mover la mano izquierda, permitió que la pechugona Claudia continuara con la estimulación. De inmediato engullo mi polla por completo e igual que la doctora, con una fuerza sorprendente, pero con cierta dulzura, movía la cabeza hacia atrás restregando sus carnosos labios por toda mi polla. Abría la boca, sin tocarme, hasta que su nariz casi llegaba a mi pubis, entonces cerraba con fuerza y cerrando los ojos, se movía hacia atrás.

Moví mis manos, que sostenían mi cuerpo contra la cama, con intención de acariciarlas, como lo hacían en las películas porno. Pero al notar el movimiento, ambas pararon la estimulación.

- Escuchame David – me dijo la doctora con tono autoritario – tratamos de ser profesionales con este tratamiento, se tu también profesional y no te muevas ni hagas nada a menos de que te lo indiquemos, ¿ok?.

- S... si... disculpe doctora...

En cuanto volví a poner las manos en su lugar, la doctora continuo con la estimulación, pero ahora distinto, se metía la polla entera en su boca y con rapidez sorprendente, movía para adelante y para atrás la cabeza sin que sus labios perdieran fuerza. La sensación era tan increíble que tuve esos "instantes" de placer mas de dos veces en breves minutos. Pero ya no hacía tantos esfuerzos en contenerme, mientras avisara sentía que podía seguir así para siempre, los pocos esfuerzos que hacía en ese sentido, era porque después de cada "instante", se me ponía flácida la polla por unos segundos, y yo quería tenerla siempre en firmes. La mirada de mujer fatal que tenía la doctora, con esos hermosos ojos y con la polla en la boca, eran tan estimulantes como la mamada misma.

Paso de nuevo el turno de la hermosa Claudia, que me excitaba 3 veces mas que la doctora, sus pechos se veían perfectos desde mi posición y permitían ver y hasta exagerar a placer el agradable volumen de estos. Claudia no hacía rápidos movimientos, por lo que era un descanso, pero cerraba los ojos y chupaba con extremo placer, apretándose los pechos, cuando abría los ojos para mirarme, sus ojos cafes, con esas gruesas y seductoras cejas, me hacían pasar por un "instante" casi al mismo tiempo.

Aun que yo duraba en el tratamiento solo por la experiencia manual de la doctora, me sentía como orgulloso macho e infinitamente afortunado, no podía creer la fortuna que tenía al recibir tal tratamiento. Ellas se pasaban una y otra vez mi miembro en sus bocas, y creía que podíamos seguir así toda la vida.

La doctora, muy profesional, ya detectaba cuando estaba a punto de correrme sin necesidad de que avisara. Y esto ocurría tan seguido, que Claudia tuvo que remplazarla varias veces. Creí que eso iba a durar toda la noche, o hasta que me muriera de tantos "instantes", pero la cosa se puso aun mejor.

Después de varias pasadas, ambas mujeres se pusieron de pie y me indicaron que también me pusiera de pie. Me di cuenta que ambas eran muy limpias, pues solo mi pito estaba mojado, y no ellas ni el suelo a pesar de la espesa saliva con la que me envolvían.

- Vamos a tomar un descanso – indico la doctora, y sentándose en su escritorio, saco un cigarrillo, una libreta y pluma.

Claudia me invito a sentarme en el piso con ella, de frente uno del otro, con las piernas entrelazadas en el aire. No perdió tiempo en poner sus manos en posición y en cascarme un paja, se detuvo un momento, para llevar mis manos a sus glúteos.

- Puedes acariciarme ahí – me dijo - pero solo ahí, ¿eh? Jaja...

- ¿Qué haces Claudia? – pregunto la doctora.

- Practico la técnica de retardación eyaculatoria con el paciente, doctora.

- Bueno... pero practícalo mucho... y bien... aun nos falta en esta sesión.

Por supuesto, ayude a Claudia a que la practicara mucho, al grado que ella ya también detectaba sin que le avisara, cuándo sentía la leche subir. Pero ya era tanto el gozo, que tuve que pedir que nos detuviéramos, pues me ardían las pelotas y sentía que me explotaban. Pero me permitió seguir acariciándola.

- Ok, David – me hablo la doctora escribiendo en su libreta - ¿cómo va el tratamiento?.

- Muy bien doctora – dije con seguridad, los nervios y el pánico habían desaparecido, solo me sentía algo cansado.

- Muy bien, ¿encuentras placentero el tratamiento?.

- Es muy agradable, sin duda.

- ¿Le gustaría repetirlo posteriormente?.

- Si, muchas veces.

- En general ¿le gusta?.

- Mucho...

- Muy bien...

Dio un par de apuntes finales a la libreta antes de cerrarla y continuar con otro cigarro. Claudia se entretenía pellizcando mis tetillas.

- ¿Puedo hacerle una pregunta, doctora?

- Si, claro David.

- ¿Le gusta a usted hacer este tratamiento?.

- Si, claro, es mi favorito. Aun que... solo lo practico con chicos de tu edad... o menores, ya sabes, en cuanto producen semen, ya pueden venir con nosotras.

Quizás debí asustarme ante tal confesión de pedofilia descarada, pero vamos, no podía ni aun que quisiera. Al fin al cabo, eran bastante dulces y nada violentas o maliciosas. La doctora termino su cigarro.

- ¿Te gustan las nalgas de Claudia? – pregunto.

- Si, muchísimo – conteste mirando a Claudia a los ojos, ella me devolvió la mirada y una sonrisa.

- ¿Prefieres que ella te haga el tratamiento en lugar de mi?.

Eso me preocupo. ¿Celos?.

- No tengas miedo en contestar – me tranquilizo – solo sé honesto, es por tu salud.

- Prefiero que las dos lo continúen, sinceramente.

- Jajaja... bueno, pero acéptalo, Claudia te excita mas que yo. Anda dilo.

Lo dije entre risas, ya todo era muy locuaz para continuar con la farsa.

- Muy bien, ahora dime ¿quién da el mejor tratamiento oral de las dos?.

- Usted gana por mucho, doctora.

- Jaja... ya lo sé, también hago... algunas otras cosas mejor que Claudia.

- Entonces – interrumpió Claudia – si yo te gusto tanto te va a encantar la siguiente parte del tratamiento.

Nos pusimos de pie, y Claudia se inclino haciendo escuadra, apoyándose con la cama, levantando y contoneando el culo, invitándome a penetrarla. La doctora me agarro por atrás la verga, para evitar accidentes.

- ¿Voy a penetrarla? – pregunté, esperando con ansiedad la afirmativa.

- Mira David – me volteó la doctora para mirarme a los ojos – Si Claudia permite que la toques fuera del tratamiento, es muy su bronca, pero no somos prostitutas, ¿Entiendes? si quieres sexo, busca una novia o a una puta, nosotras solo vamos a estimularte para fines médicos, si quieres que te chupen el pito, ve y pága por eso, nosotras no hacemos esas cosas, somos gente decente y educada. Esto es un consultorio médico David, no un cabaret.

- Disculpe doctora – dije muy avergonzado – es solo que no sé que hacer.

- Yo te indico, no te preocupes, ya te dije que tu no tienes que hacer nada hasta que te lo indiquemos.

- ¡Oh! – exclamo Claudia poniéndose de pie – espere doctora.

Fue a una gaveta y saco una botella con líquido transparente. Se quito sin pudor el minúsculo tanga, y me mostró su coño depilado, que se veía terriblemente sensual con las ligas que sostenían las medias. Se aplico el gel transparente en las nalgas, y me lo unto también, aprovechando para darme un par de minutos de paja.

Se volvió a poner en posición en cuanto termino.

- Mira David – me explico la doctora, acercándome a Claudia y poniendo mi verga entre los cachetes de esta – Vamos a hacer un poquito de estimulación posterior, a ver si lo encuentras placentero. Tu no la puedes tocar, ya sabes, hay que ser profesional.

- ¿Dónde pongo las manos entonces?

- Hmmm... mira ponlas aquí – tomo mis manos y las puso sobre sus propio culo – si sientes que te vas a correr, las acaricias y las aprietas fuertemente, mientras tanto no.

Empezó otra sesión de ricura absoluta. Estaba furiosamente excitado cuando empezamos, deslizando lentamente mi miembro. Claudia apretaba los cluteos contra mi, y los deslizaba a mi largo, cubriendo mi polla en su totalidad con tan suculenta piel.

La doctora vigilaba mi eyaculación con una mano y con la otra mantenía en su curso mi miembro en su deliciosa trayectoria.

El placer fue mayor que las mamadas, pues me imaginaba que me follaba a Claudia, y que me la follaba por el culo, además que su carne se sentían casi también como sus labios, y lo que añadía el extra, es que los "instantes" se multiplicaban pues me daban autorización de apretar fuertemente el duro culo de la doctora.

Fue otra experiencia bestial, no paraba de gemir como becerrito y de tener "instantes" a cada rato, todo era demasiado bueno para creérmela o para no aprovechar el momento "dizque corriéndome" a cada momento y segundo, sin importar que cada vez, me debilitaba mas y mas. Pero bueno, era joven.

Después de quien sabe cuanto tiempo, Claudia se incorporo, y sin perder un segundo en arrodillarse, me volvió a chupar la polla, esta vez con los ojos bien abiertos, con esa mirada orgasmica y en posición de escuadra para que viera muy bien lo que acababa de acariciar. Yo creía que me iba a desmayar en cualquier momento. Mientras tanto, la doctora se quito su pantaleta, mostrándome su velludo chocho, y se unto también el gel lubricante en sus nalgas, ya venía su turno.

Hicimos la misma posición anterior, solo que enfermera y doctora intercambiaron lugares. A pesar de que el culo de la doctora no era tan voluminoso, fue aun mejor, pues ella gemía como gatita, y además, prefería apretar el culo de Claudia, que hacia unos segundos apretaba con la polla. Aun mejor fue que Claudia me susurro al oído "Cuando te vayas a correr, dejas de acariciarme".

Así que apretaba con violencia ese culo y embestía con verdadera fuerza a la doctora que gemía mas fuerte. Cada segundo que pasaba se ponía todo mejor.

Encontré la estimulación posterior, increíblemente agradable, y eso que jamás había oído hablar de ella. Ni siquiera soñado.

Cuando la doctora considero suficiente que ya me había dado suficiente estimulación, nos detuvimos y tomamos otro descanso.

Tuve que resistirme a la invitación que me hacía Claudia para pajearme en el suelo, pues ya me encontraba demasiado cansado. No podía creer que ante tal experiencia única en mi vida, tenía tantas ganas de dormir.

No hubo plática, la doctora se limito reclinarse en su asiento y a fumarse varios cigarros, y creo que Claudia estaba tan cansada como yo, así que los dos terminamos por tumbarnos en el suelo y dormitamos unos segundos. No se cuantos, creo haberme dormido un instante, y al siguiente la doctora me examinaba con estetoscopio de nuevo.

- ¿Te sientes bien? – preguntó.

- De maravilla, solo cansado.

- Es normal, este tratamiento es desgastante, pero bueno... hay que tomarlo si queremos curarte.

A mi ya hasta se me había olvidado a que había ido en primer lugar. La doctora con naturalidad se despojo de su sujetador, de nuevo se me escurría la baba.

Comenzó a aplicarse gel en los senos. Eran unos senos preciosos, perfectos, no exuberantes como los de Claudia, eran simplemente hermosos, lástima que en esos años, no tenía la edad para apreciarlos tanto como ahora. Un pezón mediano, erecto, con una aureola rosada, invitaban a ser chupados durante días. Lástima que no lo podía hacer.

- Nunca habías visto unos pechos, ¿verdad?.

- No... me alegra que los primeros que vea sean tan bonitos...

- Jajaja... no mientas, que te van a dar ganas de eyacular si llegas a ver los de Claudia, jajaja.

Me levantó del suelo y me sentó de nuevo en la cama, ellas se arrodillaron de nuevo frente a mi. Claudia me comenzó a chupar la polla otra vez para tenerla bien parada, mientras la doctora hablaba.

- Ya es tiempo de la última estimulación. No es tan impresionante como la oral o la posterior, pero... bueno... algunos la encuentran mucho mejor que las dos anteriores, sobre todo cuando lo hace Claudia.

Al oír su nombre, Claudia abrió los ojos con la polla muy profunda, por suerte me tenía bien agarrado.

La doctora quería empezar cuanto antes, pero Claudia no quería soltarme.

- Ya Claudia, suéltalo.

- Por favor, doctora, solo un minuto mas... –y volvía a engullirme.

Tuvieron que pasar un par de minutos para que ella comprendieron que esa etapa ya había pasado.

Llego el momento glorioso, con sus pechos desnudos, y con su mirada asesina, la doctora coloco mi miembro entre sus preciosuras, y comenzó a levantarse y agacharse, apretándome fuertemente.

No bromeaba, tal vez sea cuestión de gusto, pero la sensación de esos pechos tan hermosos, gorditos, bien apretados, la piel suave, la calidez, la fricción, el labio fuertemente mordido de la doctora y el hecho de que suspiraba y entre cerraba los ojos cada cierto tiempo, hizo del acto una mejor experiencia que las expertas mamadas de la doctora o de la curvilínea Claudia.

- Esta es la estimulación mamaria – explico Claudia, pues la doctora estaba muy concentrada en otras cosas – ¿te digo un secreto?... es la favorita de la doctora.

La sonrisa y la mirada picaras eran suficiente demostración.

No fue la paciencia lo que me hizo esperar el turno de Claudia, ni tampoco complacer a la doctora, simplemente no quería separarme de ahí. Los pechos me cubrían, quizás no a la perfección, pero los apretones ayudaban, y la verdad, era tan hermoso ver a la doctora en esa situación, que una fotografía del acto podía quitarle los deseos suicidas a cualquier deprimido.

De poder volver atrás, me hubiera ocupado mas de la doctora.

Cuando ella considero suficiente me separo, con trabajo, de ella.

Ya con los ojos bien abiertos, Claudia se quito su sostén negro, se veía como la mas fértil y erótica de las diosas de todas las mitologías, con esa mirada obscura letalmente sensual, y solo vestida con las medias negras. Se había quitado el liguero, así que solo tenía eso, y nada mas que eso encima. Sus pechos, grandes, blancos, con un pezón negro pequeño y una gran aureola rosada, eran suficientes para acabarme si no tuviera el apoyo de la doctora. Estaba tan enlelado con la visión, que no fue hasta que tuve un instante que me di cuenta que la doctora me tenía en su boca.

Como para cobrarse el tiempo, la doctora continuo varios minutos sus movimientos faciales, y Claudia bamboleaba sus tetas que sabía que yo deseaba tanto como un presidente gringo deseaba la guerra.

Ya bien lubricada, se acerco, separo sus pechos para a papacharme, pero al solo rozarme con ellas, me produjo otro "instante".

- Tranquilo – sensualmente me dijo – no te va doler...

Lo intente otra vez, y tuve que separarme, así estuvimos un rato, hasta que logre concentrarme lo suficiente.

- ¡Como se nota que eres joven! – dijo la doctora.

- Déjalo – me defendió Claudia – me gusta cuando están a punto de turrón.

Finalmente conseguí introducirme entre ella. En cuanto me sintió, agito de forma casi desesperada su torso, apretándome con todas sus fuerzas. La doctora tuvo dificultades para contenerme. Pues casi me daba otro "instante" en cuanto lograba ponerla dura otra vez.

No se como sea el cielo, o el Nirvana, pero no puede ser mejor de lo que sentí ese día, rodeado de tanta sensualidad.

Mis instantes ya eran tan seguidos, que creo que ya no sentía placer con mi cuerpo, sino solo con la mirada y, tal vez, el alma, las pelotas ya me dolían demasiado. Tan solo ver mi capullo asomarse y desaparecer entre tanto pecho, con la mirada de Claudia y su sonrisa, eran suficientes para rendirme sin oponer resistencia.

- Tomemos un descanso – interrumpió la doctora, aun así tardamos varios minutos en separarnos a Claudia y a mi. No exagero al decir que creo que hubiera muerto si no hubiéramos parado.

Como los descansos anteriores, la doctora fue a su escritorio a fumar, pero yo me acosté en la cama y Claudia se desparramo en una silla.

Pasaron unos minutos mas. Hasta que Claudia se vio de nuevo fuerte, y le lanzo una mirada a la doctora.

- Oye David – me dijo la doctora, muy seria – el tratamiento esta por concluir, pero debo llenar unos papeles antes de que podamos terminarlo, y tengo un problema algo grave. Claudia es una niña muy juguetona que no ha madurado, y lo único que quiere hacer todo el día es jugar. Como de hecho ya debió haber salido para poder jugar en su casa y como tu aun eres niño, quiero que juegues un poco con ella.

- Claro, será un placer – conteste comprendiendo.

- Pero algo inocente, Claudia. David es aún un chico muy joven. Juega algo para su edad.

- Claro doctora, ¿qué clase de chica creé que soy? – se levanto de su asiento y se dirigió a mi.

- ¿A que quieres jugar Claudia?

- Oh... bueno... te voy a confesar algo... yo soy una chica muy simple y con pocas ideas. Perdón si soy repetitiva, sé que te puedes aburrir, discúlpame, pero no todos los días vienen niños tan guapos a jugar conmigo. No sabes el placer que siento al jugar al doctor, y hacer muchas veces el tratamiento que la doctora y yo hacemos a los niños buenos y guapos como tú. Además, necesito practicar mucho, para llegar a ser tan buena como la doctora y poder hacer las estimulaciones yo sola...

- No te preocupes, te entiendo.

La chica era repetitiva, pero a mi me encantaba. Me sentó en la cama y puso su cabeza entre mis piernas, apretándome muy fuerte con sus labios, mientras se masturbaba con una mano y me cuidaba con la otra. Ella ya había notado que prefería su excitante mirada y no dejo de mirarme a los ojos.

Abría la boca, me engullía sin tocarme con sus labios, para cuando estuviera totalmente dentro de ella, los apretara con furia y se retirara lentamente hacia atrás. No se quién de los dos gemía con mas fuerza.

A pesar de que yo ya no tenía que avisarle, ella si me hacía notar sus orgasmos.

La doctora se masturbo violentamente mirándonos y también mirándome profundamente con sus ojos aun mas bellos. Nos dejo jugar largo tiempo.

Pero si es que aun tenía un apice de fuerzas antes de jugar, cuando terminamos, ya no tenía fuerzas ni para sostenerme con los brazos. Los instantes ya eran dolorosos en lugar de placenteros, y el simple hecho de no perder la oportunidad era lo único que me permitía seguir adelante.

- Bueno – interrumpió la doctora una vez mas, separándonos con trabajos, tenía que estar agradecido por eso – ya es hora de terminar.

- No doctora... – le decía Claudia separándose de mi y apenas con fuerza para ser escuchada – no quiero.

- Ya tenemos que terminar, Claudia.

- Por favor... piense que estoy aquí cuando podría estar en mi casa... por favor...

- Claudia, sepárate o...

- Solo 5 minutos mas... por favor...

- Hmmm... esta bien... pero solo cinco...

Esos últimos 5 minutos fueron los mejores, pues Claudia ahora chupaba con la velocidad agresiva de la doctora. Finalmente me soltó

Pero bien me separé, la doctora me la chupo otro par de minutos. Sin duda estaba algo celosa. Por fin habló.

- David, ya puedes eyacular, pues necesitamos el semen para hacer un último análisis.

Ya me había olvidado de que podía hacer eso.

Después de haber pasado por tantas cosas, me parecía un desperdició tener que masturbarme frente a unos envases, pero no había remedio, pues ellas tenían que analizar mi esperma personalmente.

Ambas abrieron sus envases y comenzaron a masturbarse aparatosamente. Claudia fue suficientemente atenta y me hizo un último favor.

Me enrollo una última vez en sus tetas, con las que había tenido tanto gusto durante la estimulación, los agito, solo un poco, y la explosión no tardo en venir.

Los primeros chorros, blancos, muy espesos, golpearon con fuerza el fondo el rozado envase de Claudia, conmigo aun entre ella, gruesos chorros blancos.

- - Hmmm... se ve rico... – dijo la doctora, ya muy urgida.

Parecía que el suave envase de Claudia se iba desbordar, pero en una pausa, la doctora puso su envase húmedo entre mi polla y el de Claudia.

Lo hizo con algo de dificultad pues yo quería seguir corriéndome entre la sensualidad de Claudia.

Otra vez, chorro tras chorro blanco, largo y espeso lleno el envase de la doctora, que también estuvo a punto de desbordarse. Cerro su envase antes de que esto pasara y dejo que lo poco que sobraba hiciera un charco en el canalillo de la enfermera.

Ahí mismo analizaron el semen en ese instante, cerrando los ojos y fijándose bien en todos sus componentes. Claudia fue la primera en pasar el líquido a su garganta, esparciéndose el de sus pechos en ellos y con una fuerte mueca de placer. En cuanto termino, la doctora capto mi atención, abriendo su envase para que viera en su interior, después lo cerro para pasarlo a su garganta, y volvió a abrirlo para que viera que era una buena chica y no lo había dejado sucio.

Les digo que debí fijarme mas en la doctora, era mas guarra.

El orgasmo que sentí, no puedo ni siquiera describirlo, puedo intentarlo diciendo que fue como todos los "instantes" anteriores juntos y multiplicados por su cantidad. Ya estaba tan agotado, que en cuanto termino la doctora, me desmaye (o me dormí) sobre la cama.

Estoy seguro que dormí algo, cuando menos media hora. Cuando desperté continuaba tendido en la cama, pero ya estaba vestido, también ellas. La doctora me pidió que me sentara frente a su escritorio, pues quería hacerme unas últimas preguntas.

- Bueno David, ¿disfrutaste el tratamiento? – escribía en un formulario, recargada sobre su libreta. Su voz era mas profesional y seria que nunca.

- Muchísimo doctora, nunca había experimentado algo así...

- Hmm... el sujeto encontró agradable el tratamiento – decía la doctora mientras escribía - ¿Cuál fue la estimulación que encontró mas placentera?.

- La mamaria que me practico la señorita Claudia.

- Hmmm... estimulación mamaria practicada por la asistente, sobresaliente. ¿cuántas veces sintió deseos de eyacular? Sin contar su infantil juego con la enfermera.

- Como unas treinta...

- Hmm... no cabe duda que es joven. ¿Cómo encontró esos deseos?.

- Sorprendentemente y satisfactoriamente orgasmicos, casi violentos.

- Hmmm... Extremadamente agradables... Englobando y sin discriminación de los practicantes, ¿cuántas veces sintió los deseos en las estimulaciones?

- Pues... como 9 con la oral, 6 con la posterior y 15 con la mamaria.

- Hmmm... Del uno al cien, ¿qué calificación pondría al desempeño de la doctora?

Un 100 absoluto.

- Hmmm... cien... ¿el desempeño de la enfermera?.

- Doscientos...

- Hmmm... otros cien. ¿Desearía repetir el tratamiento?.

- Muchísimas veces.

- Hmmm... Si... Mire, de acuerdo a esto, usted puede sufrir de eyaculación precoz. ¿Desea que se le aplique un tratamiento a eso?.

- Si.

- Eso es bueno, porque según sus propias palabras sobre sus precoses deseos de eyacular, las describe como "Extremadamente agradables"

- Hmmm... pensándome bien, mejor no.

- Es una lastima, esos deseos pueden causarle un incomodo aumento de placer durante el tratamiento. Ultima pregunta, ¿había usted recibido estimulaciones parecidas antes de este día?.

- No.

- Hmm... ok.

La doctora se dirigió ahora a Claudia.

- Enfermera, ¿Cómo describiría al paciente?.

- Muy guapo y lindo.

- Me refiero a su desempeño en el tratamiento.

- Fue muy agradable trabajar con él, y se ve que logra progresos rápidamente. Incluso acepto jugar conmigo.

- Hmmm... Buen desempeño, disponibilidad para otras actividades. Siguiente, durante las estimulaciones, ¿tuvo usted orgasmos? ¿Cuántos?.

- Si, como 10.

- ¿Cuántas por estimulación?.

- Una por la posterior, tres por la mamaria y seis por la oral. Mas o menos.

- Hmmm... ¿Cómo encontró el estado del líquido pre-seminal?.

- Sabroso, salado, excitante y seductor.

- Hmmm... En buen estado, ¿Tuvo orgasmos al analizarlo? ¿Cuántos?.

- No, lamentablemente no tuve.

- Hmmm... ¿Tuvo deseos de ser penetrada vaginalmente?

- Si, infernales deseos.

- Hmmm... Bastantes... ¿Tuvo deseos de ser penetrada analmente?.

- Demasiados.

- Hmmmm... Si... ¿Qué la detuvo?.

- La edad del paciente.

- Hmm... Edad... ¿Cuál fue la estimulación que disfruto mas?.

- Las mamadas, usted sabe que después del sexo es lo que mas me gusta, doctora.

- Hmmm... La estimulación oral... Al recibir y analizar la muestra de semen, ¿Tuvo orgasmos?.

- Si, uno muy fuerte.

- Hmmm... ¿Cómo encontró el estado del semen?.

- Delicioso y terriblemente placentero.

- Hmmm... En buen estado... ¿Desearía volver a practicar el tratamiento al mismo paciente?.

- Si, muchas veces, es de los mejores que he tenido.

- Hmmm... Si... ¿Estaría dispuesta a practicar la estimulación vaginal y anal cuando el paciente cumpla mas años?.

- Excitadamente dispuesta.

- Hmmm... Si... Bueno, eso es todo.

Se que nadie me va a creer tal cuestionario, pero la forma parecía muy real. He supuesto durante todo este tiempo que quizás llenar tal forma era parte del juego de la doctora y la enfermera. También puede ser que lo usaran para dar un aire engañoso para pacientes aun mas jóvenes que yo, y que se creyeran que eso era un tratamiento. Pero quien sabe, tal vez llevaban una especie de registro o algo así.

- Bien, David – dijo la doctora en un tono aun mas serio del que había usado para las preguntas – ahora que tengo todos los resultados del análisis, y toda la información necesaria, estoy segura de mi diagnostico... y me temo que no es nada bueno...

- ¿Qué? – otra vez me asalto el pánico, no pude pensar que era parte de todo.

- Me temo que usted sufre de una sobre-producción de semen, causada completamente por un complemento alimenticio con grandes contenidos de derivados de la testosterona y otras hormonas causantes de la producción. Me temo que su enfermedad es incurable, pero tratable a base de tratamientos como los experimentados hoy, a menos de que suspenda el uso del complemento y ya no sea necesario aplicar el tratamiento.

- Ah... ya veo... – me la había olido desde un principio – Bueno, deseo continuar con el tratamiento, a ver si me curo. (Cuanta bobada).

- Bueno, aplicaremos el tratamiento una vez al mes. Como estamos ocupadas con otros pacientes, la enfermera Claudia Lugo se encargara de hacer las correspondientes estimulaciones y análisis sin participación mía.

- ¿Solo una vez al mes?.

- ¿Cree aguantar 2 al mes o mas?.

- Hmmm... – reconsideré el creciente ardor en mis genitales – no, una vez estará bien. ¿No podría usted también practicar el tratamiento?.

- Bueno, a su petición ayudare a la enfermera Lugo de vez en cuando, sobre todo en el momento del análisis y en ciertas estimulaciones. Espero que en 2 o 3 años usted haya progresado lo suficiente para avanzar a estimulaciones mas efectivas.

- Ya veo... – quise seguir el juego – Disculpe, ¿cuál es la finalidad del tratamiento?.

- Reducir su cantidad de semen al mínimo, por supuesto.

- Esta bien – me puse de pie con las pocas fuerzas que tenía, y me incline al estilo japonés lo mas que pude con las palmas juntas. – Doctora, enfermera, muchísimas gracias.

- No hay de que, es nuestro trabajo – contestaron las dos.

No me había fijado en el reloj, ya eran cuarto para las 12. La Doctora se ofreció a llevarnos a nuestras casas. Le agradecí una vez mas de todo corazón, pues probablemente estaba mas cansada que yo.

Sin embargo, me asalto una duda en el camino.

- Disculpe doctora – pregunté – pero creo que tendré que cancelar el tratamiento... pues... solo tengo mi seguro médico, y no tengo con que pagarle.

Ambas mujeres, sentadas al frente del auto, me sonrieron.

- No te preocupes David – me dijo Claudia – no tienes que pagarnos nada, todo es por tu salud.